¿Sabías que la Casa Ford construyó un coche llamado FORD PINTO? ¿Sabías que fue el coche del año en EEUU en 1971?
Hoy es 28 de diciembre, pero el siguiente artículo no es una inocentada. Es una historia real. En el Pleno Ordinario del 22 de junio de 1970 el Ayuntamiento de Pinto se dio por enterado de la carta del Comandante Puebla con noticias sobre la inminente construcción de la Casa Ford de un coche que llevará el nombre de “Pinto”.
Un año más tarde se presentó en Estados Unidos el FORD PINTO, uno de los coches más peligrosos jamás fabricados.
Un coche compacto que nació por la necesidad de la compañía Ford de plantar cara a los productos ligeros y compactos que estaba produciendo Japón y que estaban siendo importados por Estados Unidos. El Ford Pinto fue diseñado y fabricado en tan solo 25 meses (entonces la media era de 43 meses), y cumplió dos premisas: ser barato a la vez que ligero. De esta manera cumplió con la regla de los 2.000. Su precio no llegaba a los 2.000 dólares y tan solo pesaba 907 kilos (2.000 libras).
UN COCHE MORTAL
El Ford Pinto fue el gran fracaso de la marca norteamericana. A pesar de haber sido un vehículo superventas, ya que alcanzó las 400.000 unidades vendidas en su primer año de comercialización, tuvo un coste muy alto para la compañía.
El Ford Pinto fue un modelo que desgraciadamente ha pasado a la historia del automóvil por su falta de seguridad. El coche explotaba con un leve impacto trasero. Tenía una protección muy mejorable en sus defensas, y esto conllevaba que un alcance en la zaga (o un vuelco) del Ford Pinto se traducía en un probable daño en el depósito, situado justo detrás del eje trasero, una fuga del combustible y con la mínima chispa del impacto surgía el posterior incendio del vehículo con los ocupantes atrapados. Al ser su carrocería tan ligera, el coche al colisionar se aplastaba como un acordeón, bloqueando las puertas y atrapando en su interior a sus ocupantes.
500 personas fallecieron en el interior del Ford Pinto en los ocho años que estuvo en el mercado. Se presentaron numerosas demandas contra Ford y el escándalo se denominó “el caso Ford Pinto”. Se solicitó a Ford que reconociera el error, admitiendo la peligrosidad del vehículo, y retirándolo del mercado. Pero la compañía, actuando al margen de la ética, realizó unos cálculos en los que les resultaba más rentable indemnizar a los muertos y heridos que sacar el modelo del mercado. La compañía, conocedora del problema de su vehículo, encontró una solución para que tras los impactos el depósito no se rompiese ni derramase gasolina. El coste de dicha mejora ascendía a cinco dólares por vehículo. Pero Ford puso precio a la vida humana: 200.000 dólares.
De esta manera, a la compañía le resultaba más barato indemnizar a las 180 muertes que se estimaban al año, que invertir en mejorar en cada una de las más de diez millones de unidades comercializadas.
Tras centenares de juicios contra la compañía, Ford, obligada por la opinión pública, retiró el Pinto del mercado y pagó cuantiosas indemnizaciones, dejando por los suelos la reputación de la marca. El Departamento de Transporte obligó a Ford a revisar los 1,5 millones de unidades del Ford Pinto en aras de evitar que los depósitos de combustible se incendiasen.
La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) comenzó a realizar inspecciones de seguridad más exhaustivas que incluían la realización de pruebas de colisión por impacto trasero.
El caso de los incendios del Ford Pinto se sigue hoy en día estudiando como uno de los mejores ejemplos del por qué no hay que llevar al extremo el análisis de costes y beneficios y, sobre todo, de la importancia de la ética en la empresa y en cualquier negocio.
Como curiosidad, el Ford Pinto aparece en la película “Top Secret!” de 1984, en cuya aparición el vehículo revienta irónicamente con el mínimo impacto. El nombre de Pinto en el modelo de coche está relacionado con una raza de caballo que se caracteriza por su piel manchada y el viejo Oeste americano. Por tanto, poco o nada tiene que ver con nuestra población.
