
En 1922, el municipio madrileño de Pinto vivió una de las celebraciones más emblemáticas de su historia: la primera Fiesta del Árbol Frutal, un evento que destacó por su carácter cívico, educativo y ecológico. Esta festividad fue organizada gracias a la iniciativa del destacado vecino de la villa, Juan Padrós Rubió, conocido no solo por su vínculo con el deporte como fundador y expresidente del Real Madrid, sino también por su compromiso con el naturismo y la promoción de valores culturales y medioambientales.
Una idea floreciente
La idea de celebrar la Fiesta del Árbol Frutal en Pinto surgió del entusiasmo de Padrós por la vida naturista, un estilo de vida que defendía fervientemente. A su lado, el Ayuntamiento de Pinto, encabezado por el alcalde Pedro Loarte, y los principales contribuyentes del municipio, se unieron para materializar esta iniciativa. Inspirados en festividades similares que ya se celebraban en Cataluña, se propusieron organizar un evento único, capaz de combinar educación, ecología y convivencia.
El preludio a esta celebración tuvo lugar el domingo, 15 de enero de 1922, cuando el doctor Ruiz Ibarra ofreció una conferencia en el salón de la Casa Consistorial pinteña. En su charla, titulada “Importancia del árbol frutal”, destacó los beneficios higiénicos, sociales y económicos de los árboles frutales. Según las crónicas de la época, la audiencia, compuesta por vecinos de todas las edades, mostró un notable interés por el tema, evidenciando el éxito de esta labor divulgativa.
El día de la celebración
La fiesta se llevó a cabo el 5 de marzo de 1922, siguiendo un programa que conjugó solemnidad, alegría y participación ciudadana. La jornada comenzó con una misa mayor a la que asistieron los niños y niñas de las escuelas locales. Al finalizar, hubo una recepción en el Ayuntamiento de las autoridades municipales e invitados, posteriormente los niños y niñas de las escuelas interpretaron en la plaza de la Constitución el Himno al Árbol, una pieza simbólica que marcó el tono de la celebración.

Tras el Himno, se pronunciaron alocuciones al pueblo desde el Ayuntamiento. Luego, en una procesión cívica, niños, autoridades y vecinos marcharon juntos para llevar a cabo la plantación de los árboles frutales. Este acto fue posible gracias al generoso obsequio de Su Majestad el Rey Alfonso XIII, quien regaló los árboles plantados durante la fiesta.
La tarde estuvo amenizada por un concierto ofrecido por los escolares y varios concursos que implicaron a los asistentes. La jornada de aquel día primaveral concluyó con el reparto de abundante meriendas para los niños de las escuelas y una cálida despedida a los invitados en la estación de tren.
Una tradición con raíces históricas
La Fiesta del Árbol tiene un origen que se remonta mucho antes de la celebración en Pinto. Se dice que el 10 de abril de 1872, en Nebraska (EE.UU.), se celebró la primera Fiesta del Árbol, impulsada por Julius Sterling Morton. Desde allí, esta iniciativa se popularizó rápidamente por diferentes partes del mundo, alcanzando su esplendor en España durante las primeras décadas del siglo XX.
Sin embargo, España ya contaba con antecedentes notables. En 1569, en Mondoñedo (Galicia), se realizó una curiosa celebración en la que los vecinos estaban obligados a plantar tres árboles frutales bajo penas de grandes multas si no lo hacían. Este acto iba acompañado de una romería que se convirtió en una fiesta comunitaria. Más tarde, en 1805, Villanueva de la Sierra (Cáceres) organizó la que se considera la primera Fiesta del Árbol moderna, una tradición que continúa vigente y que ha sido declarada Bien de Interés Cultural.
En las primeras décadas del siglo XX, el Regeneracionismo impulsó esta festividad en España como un acto laico que promovía la reforestación y el amor por la naturaleza. En 1896 se organizó oficialmente la primera Fiesta del Árbol en el país, respaldada por políticos y la Corona, quienes ofrecieron subvenciones y fomentaron la participación de alcaldes, médicos, párrocos y maestros en las juntas locales. Durante estas fiestas, los viveros públicos entregaban cientos de miles de plantas para ser plantadas por escolares y adultos, en un acto que buscaba no solo simbolismo, sino una auténtica reforestación.
En 1904 un Real Decreto establecía las instrucciones para la celebración de la fiesta. El 5 de enero de 1915 se instauró en todo el territorio español la Fiesta del Arbol, mediante Real Orden del Ministerio de la Gobernación y una Real Orden del Ministerio de Fomento, obligando a cada ayuntamiento a fijar el día de celebración mediante sesión ordinaria del pleno municipal. Una Real Orden de 29 de abril de 1924 obligaba también a los ayuntamientos a plantar un mínimo anual de 100 árboles.
A pesar de su éxito, la Fiesta del Árbol fue perdiendo peso con el tiempo, especialmente a finales del siglo XX, aunque algunas celebraciones resistieron hasta principios de los años 80. Hoy en día, esta tradición se ha transformado en actos más simbólicos, pero su legado sigue vivo en localidades como Villanueva de la Sierra.

Impacto y legado en Pinto
Las crónicas publicadas en periódicos como El Universo, La Época y La Libertad reflejan el impacto positivo que tuvo la Fiesta del Árbol Frutal en Pinto. Los periodistas destacaron la ejemplar organización del evento y el entusiasmo de los participantes, señalando que esta festividad era una muestra del espíritu ciudadano y la cultura de la villa.
El papel de Juan Padrós fue clave en el éxito de la celebración. Este influyente vecino de Pinto, cuya vida estuvo marcada por su interés en el naturismo y su implicación en iniciativas sociales, demostró una vez más su capacidad para liderar proyectos de gran calado. Según Ramón Morales Troyano, quien acudía junto a su vecino al gimnasio Murillas de Madrid, Padrós fue el primer vegetariano de España, llegandose a curar de unas fiebres tifoideas solo con agua de limón. Era un hombre comprometido con el bienestar colectivo, un rasgo que quedó patente en la organización de esta fiesta.

Una tradición para recordar
Aunque no hay registros de que esta fiesta se repitiera en nuestra localidad en años posteriores, la primera edición de la Fiesta del Árbol Frutal en Pinto marcó un hito en la historia del municipio. Fue un día que combinó valores cívicos, educativos y medioambientales, dejando un legado que aún inspira. Hoy, mirar al pasado y recordar eventos como este nos invita a reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestro entorno y fomentar valores medioambientales. Pinto puede sentirse orgulloso de haber sido escenario de una celebración que ensalzó los valores más nobles de la sociedad.
La idea de celebrar y rememorar este acto de reforestación ha sido lanzada a la Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Pinto para que el próximo 21 de marzo, Día del Árbol en España, sea realizada. Una oportunidad para fomentar la conciencia medioambiental y recuperar una tradición tan necesaria como es la reforestación de nuestro entorno, que en principio ha sido bien acogida por la concejalía.