
El heavy metal español de los años 80 tuvo un nombre que brilló con luz propia: Sangre Azul. Lo que pocos saben es que esta mítica banda nació en Pinto, en un pequeño local de ensayo del callejón de las Colladas. Allí comenzó una historia de talento, esfuerzo y éxito que los llevó a convertirse en una de las bandas más grandes del rock nacional.
LOS INICIOS: DE PINTO AL ESCENARIO
El grupo fue fundado por Luis Santurde (batería) y José Antonio Martín Moreno (guitarrista), dos jóvenes de 22 años con una pasión desbordante por la música. A ellos se sumó pronto Carlos Raya, un virtuoso de la guitarra de 19 años que llegó a Pinto desde Santa Eugenia para probar una guitarra que vendía José Antonio Asensio, miembro de la banda pinteña Zero.
Gracias a algunos contactos, ficharon a José Castañosa “Lili”, una voz potente que ya había triunfado en el Trofeo Rock Villa de Madrid con Tritón, y a Julio Díaz, bajista experimentado que venía de tocar en bandas como Mazo y Santa. Su primer rock manager fue Eliseo Flores, quien apostó por ellos desde el principio.
Los ensayos eran intensos. El pequeño local del callejón de las Colladas, entre las calles Marqués y Emilio Zubiría, fue testigo de los primeros riffs, los primeros ensambles y del nacimiento de un sonido que pronto haría historia.

EL GRAN SALTO: TROFEO ROCK VILLA DE MADRID
En 1985, Sangre Azul conquistó la escena madrileña ganando el primer premio del VIII Trofeo Rock Villa de Madrid. Este premio les abrió las puertas de la industria musical, permitiéndoles grabar un videoclip para “El Rey de la Ciudad” y un LP compartido con Esfinge y Furia Animal bajo el sello Fonomusic.

Sin embargo, la banda sufrió su primer gran cambio: José Castañosa “Lili” dejó el grupo por diferencias creativas. En su lugar llegó Tony Solo, el nuevo cantante que había pasado por Muro y estuvo a punto de unirse a Zero, pero fue convencido por Carlos Raya para formar parte de Sangre Azul.
Con Javier Gálvez como nuevo manager, la banda empezó a tocar por toda Madrid, consolidándose en la escena rockera del momento.
EL ÉXITO: “OBSESIÓN” Y SU ENCUENTRO CON BRIAN MAY
En 1987, Sangre Azul dio un paso definitivo en su carrera con la grabación de su primer álbum, “Obsesión”, bajo el sello Hispavox (EMI) y con la dirección artística de Mariskal Romero. La banda apostó fuerte: pagaron la producción con su propio dinero, invirtiendo un millón de pesetas para grabarlo en los Estudios Mediterráneo de Ibiza.

El resultado fue espectacular. Tanto, que durante su estancia en Ibiza coincidieron con Brian May, legendario guitarrista de Queen, quien quedó impresionado al saber que habían grabado el disco en solo una semana.
Con el lanzamiento de Obsesión, Sangre Azul comenzó a sonar en festivales y conciertos por toda España. La banda se había convertido en una de las más prometedoras del país.
EL ASCENSO A LA CIMA: “CUERPO A CUERPO” Y LA CONSAGRACIÓN
En 1988, lanzaron su segundo álbum, “Cuerpo a Cuerpo”, con un sonido más pulido y una producción más elaborada. Con Darío McBryan como nuevo manager, la banda entró en su mejor momento.
España tenía tres grandes nombres en el heavy metal: Barón Rojo, Obús y Sangre Azul. La banda invirtió 15 días en los Estudios Mediterráneo de Ibiza para grabar este segundo trabajo, un disco que los consolidó como una referencia indiscutible del género.
Fue el momento de su gran explosión mediática: anuncios en el metro, presencia en radios comerciales y apariciones en programas de televisión nacionales como TOCATA o A TOPE. Canciones como “No eres nadie” o “Todo mi mundo eres tú” se convirtieron en himnos, y Sangre Azul comenzó a llenar salas y estadios.
Poco después de salir el álbum a la venta, en la cumbre del éxito, José Antonio Martín Moreno sufre un bajón musical por la enfermedad de su hijo. A sus espaldas, la banda fichará a Juanjo Melero, que provenía de Marshall Monroe, un grupo que copiaba la música y estética de Sangre Azul.

EL ÚLTIMO GRAN ALBUM: “EL SILENCIO DE LA NOCHE”
En 1989, la banda publicó su tercer disco, “El Silencio de la Noche”, un trabajo más maduro en el que brillaban temas como “Abre fuego” o “Piel de serpiente”.
El éxito era rotundo: más de 35.000 discos vendidos y una agenda de 80 conciertos al año. Después de una gira por toda España, en 1991 cruzaron fronteras y actuaron en Francia, Estados Unidos y México.
Ese mismo año, incluyeron su última canción editada, “Sangre y barro”, en una recopilación del programa de radio El Pirata (Emisión Pirata 1). La letra narraba el trágico accidente de unos fans españoles en una autovía francesa mientras viajaban al festival Monsters of Rock en Donington en el verano del 87.
EL FIN DE UNA ERA: LA SEPARACIÓN
A comienzos de los años 90, la industria musical empezó a cambiar. Hubo un relevo en la directiva de la discográfica y la banda decidió evolucionar: dejaron atrás la imagen de cuero, los cardados y los tintes, apostando por una estética más sencilla, con vaqueros y camisetas.
Sin embargo, la compañía no respaldó este cambio, y la relación entre la banda y la discográfica se deterioró. La situación se complicó aún más cuando Juanjo Melero, quien había sustituido a José Antonio Martín Moreno, decidió abandonar el grupo y marcharse a Estados Unidos.
En 1992, sin apoyo discográfico y en un momento en que el heavy metal vivía un declive en España, Sangre Azul se separó.
LOS REENCUENTROS Y EL LEGADO
Aunque la banda dejó de existir, su música y su legado siguen vivos. El 26 de abril de 2008, en la presentación del disco en solitario de Juanjo Melero en la sala Heineken, Carlos Raya, Tony, Julio y Luis se reunieron para tocar “Cuerpo a Cuerpo” y “Tal como soy”, en la que sería su última aparición conjunta.

El 21 de abril de 2017, en la sala Anubis de Pinto, los fundadores José Antonio Martín Moreno y Luis Santurde volvieron a subirse juntos a un escenario para revivir la magia de Sangre Azul. Dos meses después, en Yuncos (Toledo), Martín y Santurde, el 50% de Sangre Azul, lo hicieron de nuevo, demostrando que el espíritu de la banda sigue vivo en el corazón de sus seguidores.

Sangre Azul no solo fue una banda, fue un fenómeno, una pasión y una de las páginas más gloriosas del rock español.