Toldos verdes en la calle Asturias de Pinto

Aunque muchos de nosotros no nos hayamos percatado, estamos rodeados de toldos verdes. Todo aquel edificio construido entre los años 60 y principios de los 80 tienen un mismo patrón: el toldo verde. Algo que nos identifica y que forma parte de nuestro paisaje.

Pero, ¿a qué se debe este símbolo que ya es propio de nuestro patrimonio arquitectónico?

España es el país del sol. Tiene una media de 300 días de sol al año, es decir, 2.500 horas de media de sol anuales, siendo uno de los países del continente europeo más soleados, solo superado por Turquía, Italia,Grecia, Francia y Portugal. Por este motivo somos de los pocos países que utilizan persianas o toldos en nuestras casas.

No hay una respuesta exacta para encontrar el motivo del color verde, pero sí hay pistas que nos explican su origen.

En la última etapa del franquismo, años 60, se produce el llamado éxodo rural, donde se abandona el campo para trasladarse a la ciudad por motivos laborales. La expansión del sector industrial hace que aumente notablemente la construcción inmobiliaria. Esto provocó el Boom Inmobiliario de los años 60 y 70. Según el Instituto Nacional de Estadística entre 1970 y 1981 se construyeron en España 400.000 viviendas nuevas.

Calle Cañada Real de Toledo en una tarde de agosto

Unas viviendas nuevas a las que había que proteger sus balcones y terrazas del abrasador sol en época estival. Por aquellos tiempos las empresas de toldos ofrecían una limitada gama de colores. Las opciones de tonalidades eran solo tres: naranja, azul o verde.

Por alguna razón estética principalmente se eligió el verde. El color que produce calma, tranquilidad y serenidad, y que estéticamente era el que mejor quedaba con el color del ladrillo. Muy pronto el color fue pasando de edificio en edificio y se popularizó. Todo el mundo quería el verde. Era la moda. La inmensa mayoría de los edificios construidos entre 1960 y 1981 tienen toldos verdes.

En un principio estos toldos eran estampados en el interior, a menudo con motivos florales y verde en el exterior. Pero cayeron en declive y solo perduró el verde liso, por dentro y por fuera. Si el toldo sufría alguna rotura, por motivos estéticos del edificio, había que reponerlo en la misma tonalidad. La comunidad de propietarios no permitía una alteración. Este es el motivo de que, 45 años después, los toldos verdes persisten y ya son un clásico de nuestro paisaje urbano. Algo typical spanish, que nos pasa desapercibido y que los de afuera, perciben como un patrón extraño y novedoso.

Hasta tal punto ha llegado esta singularidad patria, que Pablo Arboleda, arquitecto e investigador de la Universidad de Glasgow, ha creado un grupo de Facebook llamado «Amigos del Toldo Verde«, que ya supera los 4000 miembros.

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