
En muchas ciudades y pueblos de España, los pequeños quioscos de color verde se han convertido en parte del paisaje urbano. Son mucho más que simples puntos de venta: representan la autonomía, la dignidad y el esfuerzo de miles de personas ciegas que han encontrado en ellos una vía de integración social y laboral. Pinto también tiene su historia en esta red solidaria, y se remonta al año 1963, cuando el Ayuntamiento autorizó la instalación del primer quiosco de la ONCE en la localidad.
Los orígenes del cupón: de la necesidad a la identidad
Para entender la importancia de estos quioscos, es necesario volver a los inicios del siglo XX, cuando las personas ciegas apenas tenían oportunidades laborales y sobrevivían gracias a la mendicidad. En ese contexto surgieron las primeras rifas “pro-ciegos”, organizadas de forma autónoma por asociaciones locales, especialmente en zonas como Andalucía, Cataluña y Levante.
La situación dio un giro decisivo en 1938, en plena Guerra Civil, con la fundación de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE). Unificando las distintas iniciativas dispersas, la ONCE creó un cupón oficial, cuyo primer sorteo tuvo lugar el 8 de mayo de 1939. Desde entonces, el cupón ONCE no ha dejado de evolucionar: primero con tres cifras, luego con cuatro (en 1984), y finalmente con el conocido “cuponazo” de cinco cifras, lanzado en 1987.
Más allá del juego, el cupón se ha convertido en símbolo de la identidad de la ONCE y en un altavoz para la difusión cultural y social de nuestro país. Cada cupón diario es hoy también un homenaje a fiestas, monumentos, instituciones o figuras relevantes, convirtiéndose en un escaparate de la riqueza cultural española.
Pinto, septiembre de 1963: nace el primer quiosco
En el pleno municipal del 27 de septiembre de 1963, bajo el mandato del alcalde Maximiliano Valiñani, el Ayuntamiento de Pinto aprobó por unanimidad una solicitud histórica:
“Acordar, a la vista de la instancia del invidente Enrique Figueras Palencia, del reemplazo de 1962, declarado inútil total por la Junta de Clasificación de la Caja de Recluta nº 2, por la que solicita permiso para instalar un quiosco para vender cupones de ciego y otras cosas, en el Egido de la Fuente, por unanimidad se acuerda acceder a lo solicitado…”
Este acuerdo municipal autorizaba la instalación del primer quiosco de la ONCE en Pinto, y con ello, el inicio de la actividad profesional de Enrique Figueras Palencia como vendedor oficial de cupones. Se delegó en la Comisión de Fomento la elección del punto exacto y la tramitación según las bases y ordenanzas municipales. Es muy probable que ese quiosco, instalado inicialmente en el Egido de la Fuente, fuera punto de referencia para los vecinos durante años.

Un legado silencioso y valioso
Aquel primer quiosco no sólo fue una mejora laboral para una persona con discapacidad visual, sino que simbolizó el comienzo de una etapa de mayor visibilidad y respeto hacia este colectivo en Pinto. Enrique Figueras no fue solo el primer vendedor de cupones en nuestro municipio; fue el rostro de una nueva forma de entender la discapacidad, el trabajo y la inclusión social.
Desde entonces, generaciones de vendedores de la ONCE han continuado esa labor en Pinto, compartiendo cada día su ilusión con miles de vecinos.


Una historia que merece ser contada
En una sociedad que a menudo se mueve demasiado deprisa, detenernos a recordar momentos como este —una simple decisión municipal que cambió una vida— nos reconcilia con los valores de solidaridad, empatía y justicia social. Hoy, más de 60 años después, queremos rendir homenaje a Enrique Figueras Palencia y a todos aquellos que, desde sus quioscos, han hecho de Pinto un lugar más humano y solidario.