
La cárcel de Pinto, situada en la plaza de la Constitución, se había ganado fama como un punto estratégico para las evasiones de presos en tránsito hacia Ocaña o Madrid. Los calabozos ocupaban uno de los edificios más próximos a la calle Ecuador. Entre las fugas más audaces registradas en su historia, destaca la protagonizada en el año 1900 por Cándido Alconchel Corrales, un delincuente de siniestra fama que se convertiría en una leyenda del crimen y la evasión en España.
Un personaje escurridizo
Cándido Alconchel Corrales, natural de Toledo e hijo de Raimundo y Vicenta, había acumulado un largo historial delictivo. Soltero y de profesión comerciante, era de baja estatura, con pelo castaño, ojos pardos y tez saludable. No solo era conocido por sus habilidades para el robo, sino también por su capacidad para escapar de la justicia. En los registros policiales, también figuraba con los nombres de Narciso Gómez del Pozo y Manuel Mira Ron, un dato revelador de su trayectoria en el mundo del crimen.
Alconchel estaba preso en la Cárcel Modelo de Madrid por expedición de moneda falsa cuando, en 1900, durante su traslado, recaló en la cárcel de Pinto. La noche de su estancia, organizó una opípara cena en la que obsequió y emborrachó al alcaide. Aprovechando el descuido del carcelero, logró burlar la vigilancia y escapó sin dejar rastro.

Un maestro del escape
En los primeros meses de 1902, la policía intentó detenerlo cerca de la estación del Norte en Madrid. Alconchel, en un acto de asombrosa destreza, echó a correr y, cuando parecía acorralado, se lanzó al río Manzanares. Nadando con la destreza de un profesional, logró cruzar a la orilla opuesta y perderse de vista.
Poco después de ser capturado, protagonizó el 25 de noviembre de 1902 una espectacular fuga de la Cárcel Modelo de Madrid junto a su inseparable compañero José Fernández, alias ‘Pepín‘. Se descolgaron desde el tejado con una cuerda atada a un árbol de la calle, deslizándose con la agilidad de un equilibrista. La prensa de la época no tardó en compararlo con Rocambole, el célebre personaje de folletín.
Posteriormente se desplazó a Lisboa, donde intentó junto a ‘Pepín’ robar la joyería Lory. Capturado posteriormente y condenado a 54 meses de presidio, fue enviado a la penitenciaría de San Pablo de Loanda, en el África portuguesa. Pero ni siquiera este remoto destino pudo contenerlo. Se fugó a bordo de una barca española y logró regresar a España.

Persecución y tragedia
De vuelta en territorio español, Alconchel permaneció oculto y perseguido. Su larga carrera criminal estuvo a punto de ser interrumpida a los treinta y tres años de edad por las balas de la policía española el mismo día que su compañero ‘Pepín’ cayó muerto de un tiro en una calle de Madrid al resistir a la autoridad, que trataba de capturar a ambos delincuentes. Pero Alconchel también logró esa vez huir de la justicia y desde entonces no había vuelto a saberse del famoso criminal. Su habilidad para eludir a la justicia parecía no tener límites.
El final de una leyenda
Finalmente, en 1906, Alconchel reapareció en Lisboa, alojado en el hotel Galicia junto a otro delincuente, Antonio Rodríguez. Al presentarse la policía en el hotel, intentaron disparar sus revólveres para escapar, pero fueron finalmente reducidos. La policía portuguesa los identificó rápidamente, descubriendo la verdadera identidad de Alconchel y su impresionante historial de fugas.

A lo largo de su carrera, Cándido Alconchel desafió a las autoridades en incontables ocasiones, convirtiéndose en un mito del crimen y la evasión en España. ¿Volvería a fugarse tras su captura en Lisboa? La prensa de la época lo consideraba posible. Después de todo, se trataba del émulo de Rocambole, el héroe literario del presidio de Tolón.