En el libro «Memorias de una madre de familia«, Carmen Gippini Gurumeta contaba un triste episodio de nuestra guerra civil. Uno de los primeros actos «de salvajismo» que se cometieron en Pinto fue que la imagen del Cristo se convirtió en objeto de furia incontrolada por parte de algunos vecinos. Según el relato de Carmen Gippini este acto consistió en «entrar en la ermita y deshacer a hachazos la imagen, tan venerada por tantas generaciones, y luego, por todo el pueblo, hombres y mujeres, gritaban enardecidos:

-¡Nos habían engañado!. ¡Todo lo que dicen los curas es mentira!. ¡El Cristo era de palo!«.

En Pinto existía la creencia popular de que la imagen del Cristo era una imagen moderna, incluso seriada, de mediados del siglo XX. Gracias a la restauración realizada por las hermanas Esther y Laura Moreno se descubrió que la imagen era una pieza de 400 años de antigüedad, de madera policromada de finales del siglo XVI. En la restauración, realizada en 2016, las dos expertas de Granada hallaron evidentes señales del trabajo realizado, una vez finalizada la guerra civil, para recomponer la imagen con sus extremidades. Los análisis radiográficos evidenciaron el lamentable estado en el que debió quedar la imagen, perdiendo manos y pies y buena parte de la cabeza.

Vicente Claramunt de la Hija, sobrino de Joaquín Claramunt, nos relata en este reportaje cómo su tío, en unos días de permiso, aprovechó para visitar el pueblo de Pinto, que acababa de ser tomado por las fuerzas nacionales (2 de noviembre de 1936). Lo primero que encontró Joaquín Claramunt al llegar a Pinto fue la Ermita del Cristo abierta de par en par, y el Cristo tirado en el suelo destrozado, y todos sus miembros, brazos y piernas, sujetos por los clavos. Joaquín recogió los despojos que pudo para que con ellos pudieran reconstruir la imagen. Cerró la puerta y dio cuenta de lo sucedido a parte de su familia, su tío Isidro Batres y su prima Victoria Batres. El Cristo estuvo en un pajar durante toda la guerra.

Finalizada la guerra, Joaquín Claramunt colocó su Medalla al Mérito en Campaña al Cristo del Calvario, y desde entonces, 80 años después, el Cristo luce la medalla en su fajín.

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