El corazón de la Adoración Nocturna reside en la veneración profunda a Jesucristo presente en las formas Eucarísticas, el Pan y el Vino, que según la fe católica se transforman integralmente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. En consonancia con esta convicción, los fieles se congregan, como mínimo, una vez al mes durante la noche para dedicarse a la oración frente al Santísimo Sacramento, participando en la misa y organizando relevos de vigilancia hasta el amanecer. En ocasiones especiales, se organizan vigilias y reuniones de oración y adoración en colaboración con miembros de otras parroquias o comunidades, siendo las «Vigilias de Espigas» uno de los eventos destacados, que concluyen con una procesión eucarística y la bendición de los campos.

Más allá de la adoración, los participantes se comprometen a ser testimonio vivo de su fe a través de acciones de compromiso social y defensa de la justicia en todas sus formas, promoviendo también la devoción hacia Jesús en el Santísimo Sacramento. Este noble empeño no solo profundiza su vida espiritual, sino que también refuerza la misión de la Iglesia de ser luz en el mundo, fomentando valores de amor, solidaridad y paz entre todos los seres humanos.

Vigilia de Propaganda: Antecedentes de la Adoración Nocturna en Pinto

El camino hacia la creación de la Adoración Nocturna en Pinto comenzó el 22 de junio de 1918 con una vigilia de propaganda. Ese día, 90 adoradores nocturnos viajaron desde Madrid en tren, siendo recibidos con entusiasmo en la estación pinteña por las autoridades y numerosos vecinos.

El evento se desarrolló en un templo profusamente iluminado y magníficamente adornado por las Ursulinas. El cura párroco de Pinto pronunció un elocuente sermón desde el púlpito renacentista de la iglesia sobre el Amor de Dios y llamó a los feligreses a crear una sección adoradora local, iniciativa apoyada por Ildefonso García. Los vecinos acompañaron a los adoradores durante la vigilia, mostrando gran fervor y entusiasmo.

A las cinco de la mañana comenzó una misa solemne, cantada por las Ursulinas y oficiada por el cura párroco. Más de 300 personas, junto con los adoradores, comulgaron. El evento concluyó a las siete de la mañana del día 23, con los visitantes regresando a Madrid satisfechos por la solemne ceremonia.

Este fervor y la activa participación sentaron las bases para que, apenas tres meses después, se constituyera oficialmente la primera vigilia de la Adoración Nocturna en Pinto.

28 DE SEPTIEMBRE DE 1918: PRIMERA ADORACIÓN NOCTURNA EN PINTO

El 28 de septiembre de 1918, Pinto vivió uno de los eventos religiosos más significativos de su historia: la primera Adoración Nocturna. Este acontecimiento, marcado por la solemnidad y el fervor, dejó una huella imborrable entre los vecinos, uniendo a sus habitantes en una muestra de fe y devoción sin precedentes.

Preparativos y Ambiente Festivo

Desde primeras horas del día, el pueblo de Pinto se llenó de una animación y entusiasmo palpables. Personas de todas las clases sociales colaboraron para adornar las calles por donde pasaría la procesión. La comunidad se preparó con esmero, demostrando un profundo sentido de unidad y compromiso hacia el evento.

Los adoradores inscritos, un total de 253, llegaron en varios trenes, portando las banderas de diversas localidades como Madrid, Villarejo de Salvanés, Tetuán de las Victorias, Fuencarral, Carabanchel Bajo y Getafe. Este despliegue de devotos subrayó la magnitud y la importancia de la celebración.

La Solemnidad en la Parroquia

A las diez y media de la noche, los adoradores se dirigieron a la parroquia, cuyo altar, bellamente adornado con luces y flores, asemejaba un trono celestial. Tras las preces rituales, se constituyó formalmente la primera sección adoradora nocturna de Pinto. Acto seguido, se procedió a la bendición de la bandera, un momento de indescriptible emoción para todos los presentes.

Uno a uno, los nuevos adoradores se acercaron a jurar fidelidad a la enseña bendita, prometiendo morir antes que abandonarla. La conmoción y el fervor eran palpables, y todos los corazones presentes se unieron en un ruego común: que sus almas se mantuvieran siempre puras y libres de pecado, simbolizadas por la blancura de la bandera, y que mantuvieran el deseo santo de padecer y morir antes que traicionarla.

Reflexión y Devoción

Con el Santísimo expuesto, un reverendo padre Paúl dirigió unas palabras a los presentes. Con gran elocuencia, explicó el profundo significado de la Adoración Nocturna, destacando cómo Jesucristo se revela con toda su grandeza y humildad en este acto de devoción. Su discurso resonó en los corazones de los fieles, preparando el espíritu para los turnos de adoración que seguirían.

Durante toda la noche, los adoradores se relevaron cada hora, mientras muchos permanecían en la iglesia, inmersos en oración y meditación.

La Misa Solemne y la Procesión

A las cinco de la mañana, se celebró una Misa solemne, cantada por las religiosas Ursulinas y los adoradores. Cerca de 600 personas participaron en una Comunión fervorosa y edificante, recibiendo al Dios del amor en sus corazones.

Después de la Misa, el Señor Sacramentado fue paseado triunfalmente por las calles de Pinto, adornadas con bonitos y artísticos altares. El momento culminante se vivió en la plaza del pueblo, donde el Señor descansó en un altar especialmente preparado, rodeado de adoradores y señoras que formaban un círculo reverente. La Guardia Civil escoltó la procesión hasta el Ayuntamiento, desde cuyos balcones engalanados con guirnaldas y banderas, el capellán oficiante, don Cecilio Río, impartió la bendición al pueblo, formando en la plaza los adoradores con las banderas de las respectivas secciones, mientras la banda tocaba la Marcha Real.

El Ayuntamiento de Pinto a finales del siglo XIX

Despedida y Legado

La procesión continuó su recorrido hasta regresar a la parroquia, donde se dio la bendición final. Sin perder tiempo, los adoradores se dirigieron a la estación para tomar el último tren, satisfechos y llenos de alegría por el éxito de la vigilia y la demostración de fe.

Este evento no solo marcó un hito en la historia religiosa de Pinto, sino que también dejó un legado de unidad y devoción que perduraría en la memoria de sus habitantes. La primera vigilia de la sección adoradora nocturna de Pinto fue un testimonio de la profunda fe y el amor hacia el Sacramento de la Eucaristía, que unió a la comunidad en una noche inolvidable de adoración y fervor. Pinto se convierte así en la tercera Sección en antigüedad de la Diócesis de Getafe, después de Aranjuez (1898) y Getafe (1917).

En 1940, la Sección de Pinto fue restaurada por don Vicente Raso Alonso. En la actualidad, se está buscando la bandera de la primera Sección de Adoración Nocturna de Pinto. Se trata de una bandera muy particular por las medidas y características, que fue bendecida y sobre ella todos los adoradores la besaron y juraron. Se volvió a utilizar en los años 40, pero hoy en día se desconoce su paradero.

El próximo 15 de junio será la Vigilia de Espigas de la Adoración Nocturna Española en Pinto.

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