Muchos vecinos de Pinto me han preguntado a quién debe su nombre una de las calles más céntricas y emblemáticas del municipio: la calle del Marqués.

A lo largo de los años han surgido todo tipo de conjeturas: ¿será el marqués de Caracena?, ¿el marqués de Castrofuerte?, ¿el marqués de la Torrecilla?, ¿o tal vez el pinteño marqués de Pejas?

Mi respuesta es clara: no se trata de un título elegido al azar ni de una alusión genérica, sino de una figura histórica concreta, estrechamente vinculada a Pinto por sus propiedades, su presencia prolongada en el municipio y su legado. Me refiero al marqués de Salas.

Un título con raíces en la monarquía de las Dos Sicilias

El marquesado de Salas fue creado por Carlos III, siendo aún rey de las Dos Sicilias, el 14 de julio de 1737. El título fue otorgado a don José Joaquín de Montealegre y Andrade, nacido en Sevilla y fallecido en Venecia en 1771. Montealegre fue secretario real, consejero de Estado, embajador en Venecia y un estrecho colaborador del infante don Carlos en su camino hacia el trono español. En 1746 pasó al Consejo de Estado y ostentó múltiples cargos de importancia. Casó con doña Nicolasa García Morel, nacida en Alcalá de Henares.

Su hija, doña Margarita Nicolasa Sebastiana de Montealegre y García, contrajo matrimonio en 1757 con don Antonio de Acosta y Godoy, marqués consorte de Salas. De esa unión nació el II marqués de Salas, don Antonio Cayetano de Acosta y Montealegre, quien fue confirmado en el título por real cédula el 15 de febrero de 1801. Sirvió como teniente coronel de infantería y gentilhombre de cámara del rey Fernando VII, y murió en combate durante la Guerra de la Independencia, en la batalla de Valls, el 25 de marzo de 1809.

La heredera del título fue su hija, doña María Amalia Carlota Antonia Francisca de Paula Juana de la Cruz de Acosta y O’Beirne, nacida en Madrid en 1788. Fue dama camarista de la reina y la III marquesa de Salas. Contrajo matrimonio en 1821 con don Luis Braulio González Sierra, quien pasó a ser conocido como marqués viudo de Salas tras el fallecimiento de su esposa el 30 de diciembre de 1868. Don Luis murió en Madrid en 1883.

La presencia del marqués en Pinto

Ya en 1821, el marqués de Salas poseía en Pinto una extensa hacienda agrícola y vinícola. Sus propiedades incluían:

  • 170 aranzadas de viñedo (equivalentes a unos 76 hectáreas),
  • 400 fanegas de tierras de labor,
  • 500 pies de olivos,
  • una huerta grande cercada de tapia con dos norias y abundante agua,
  • y dos casas señoriales, una de ellas equipada con graneros, lagares, bodegas, caballerizas, cocederos de vino, cuevas, pajares y demás espacios de labrador.

Una de las casas principales se encontraba en la calle Alfaro, números 1, 2 y 4, y ocupaba una manzana entera entre esta calle, la calle de la Solana y el huerto del tío Lucas. Era un caserón enorme que, con 47.000 pies de superficie, contaba con estancias y patios inmensos, corrales para los carros, un cuarto para los aperos, una cuadra para más de 20 pares de caballerías y un lagar, bodega, cubas, tinajas y molino de aceite, cuya puerta daba a la calle de la Solana. También tenía una huerta cercada, con dos norias, un palomar en el campo y una era de pan trillar. Las habitaciones eran inmensas, con techos altísimos. Los corredores parecían salones y los patios y corrales parecían plazas de toros.

En la parte superior, el Pósito. En la imagen de 1936, las casas entre la calle Alfaro y la calle La Solana.

La otra casa del marqués tenía treinta mil pies y estaba situada en la calle del Barco, número 2, con vuelta al Rasillo del Cura (hoy llamado Raso del Nevero) y era además propietario de una amplia cueva de 1500 pies en el barrio de San Antón, junto a Las Fronteras. La cueva estaba situada en la calle Cádiz, número 4, donde antaño se criaba el buen vino de Pinto.

En la zona inferior izquierda, la casa del marqués viudo de Salas en Pinto, entre las calle El Barco y Rasillo del Cura (Raso del Nevero), en una imagen de 1936. La calle del Marqués llevaba directamente a la casa del marqués viudo de Salas.

Agricultor, innovador y ganadero

Don Luis González Sierra fue un adelantado a su tiempo. Introdujo en la agricultura local los arados de vertedera, que revolucionaron el rendimiento de las labores del campo. También fundó una ganadería brava en 1869, con vacas adquiridas a los Sres. Bañuelos y un semental llamado Escribano, procedente de la ganadería de Antonio Miura. Sus toros pastaban en la dehesa Los Gozques, a orillas del Jarama, en San Martín de la Vega.

Un protagonista silencioso de la historia

Durante la revolución de 1854, conocida como la Vicalvarada, las tropas sublevadas de O’Donnell ocuparon Pinto. El general se alojó en la casa del marqués de Salas, un gesto que da cuenta de la importancia de su residencia. Allí se establecieron también las tropas y oficiales, mientras inutilizaban el telégrafo y la vía del tren para frenar a las fuerzas leales al gobierno.

Ya anciano, el marqués aún figuraba como expositor en la Feria de Ganados celebrada en Pinto en 1882, representado por Felipe Martín, gracias a la iniciativa de la escritora Rosario de Acuña.

Plano de Pinto de 1858 donde aparece la calle del Marqués y las diferentes propiedades del marqués en nuestra localidad

¿A qué marqués se refiere la calle?

El plano más antiguo conocido de Pinto, datado en 1858, ya recoge el nombre de calle del Marqués. Esto sugiere que la calle podría hacer referencia a don Luis González Sierra, quien desde 1821 estaba casado con la III marquesa de Salas y cuya presencia en el municipio está documentada durante la segunda mitad del siglo XIX. La casa principal del marqués estaría situada al finalizar dicha calle, entre el Raso del Cura (actual Raso del Nevero) y la calle del Barco.

No obstante, también podría aludir al II marqués de Salas, don Antonio Cayetano de Acosta y Montealegre, quien ostentó el título hasta su muerte en 1809 durante la Guerra de la Independencia. Es posible que el reconocimiento en el callejero buscara honrar a la casa nobiliaria en su conjunto, muy vinculada a Pinto tanto por sus posesiones como por su legado histórico.

Conclusión

La calle del Marqués de Pinto no es un simple topónimo noble: es un testimonio vivo de una saga familiar que dejó huella en la historia agrícola, urbana y social del municipio. Desde el primer marqués, creado por Carlos III en Nápoles, hasta el marqués viudo que transformó los campos de Pinto, esta historia es también parte de la historia de todos los pinteños.

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