El 1 de septiembre de 1904, el pueblo de Pinto se vio envuelto en una tumultuosa disputa. Los vecinos se opusieron vehementemente al traslado del Cristo del Calvario a Madrid para su restauración, una negativa que resalta no solo la profunda devoción religiosa de la comunidad, sino también su firme deseo de mantener intacto su patrimonio espiritual.

Raíces de la devoción en Pinto

La historia de la devoción en Pinto se remonta a 1594, cuando María Pantoja estableció la fiesta de la Santísima Trinidad. Esta celebración cobró aún más importancia en 1714, cuando se fusionó la cofradía de la Santísima Trinidad con la del Cristo del Calvario y la de Nuestra Señora de la Soledad. Desde entonces, la fiesta se celebra con la entusiasta participación de todo el pueblo, que se enorgullece de sus tradiciones. La celebración tiene lugar entre el 17 de mayo y el 20 de junio, coincidiendo con el día de la Santísima Trinidad. La fecha de esta festividad es variable y se determina en función de la Pascua de Resurrección, que, según el Concilio de Nicea I, celebrado en el año 325, se fijó la celebración en el primer domingo después del primer plenilunio de primavera. Ocho semanas después, es decir, 56 días más tarde será el día de la Santísima Trinidad, y por ende la festividad del Cristo del Calvario de Pinto, que se celebra el domingo después de Pentecostés o el domingo anterior al Corpus Christi.

En esta tradicional fiesta de Pinto, es costumbre que semanas antes del evento, los cofrades de la junta directiva de la Hermandad recorran el pueblo solicitando contribuciones materiales a vecinos, comerciantes, industriales y diversas organizaciones para cubrir los gastos de los festejos. La respuesta de la comunidad suele ser generosa. Muchos pinteños, incluso aquellos que viven fuera, regresan ese día especial para reunirse con sus familias y amigos, y para venerar a su Cristo, esperando con ilusión el reencuentro del año siguiente.

Una imagen compartida con la vecina localidad de Parla

Junto al Cristo del Calvario en la ermita, se encontraba la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, que durante un tiempo compartían el nombre de la ermita. En las Ordenanzas de la Cofradía de la Santa Veracruz de la Villa de Pinto, que se remontan a 1705, se afirma que la misma fue «insituída y fundada en la Ermita del Santísimo Christo del Calvario y Nuestra Virgen de la Soledad extramuros de ella«. La ermita del Cristo contaba a mediados del siglo XVIII con tres imágenes en tres altares: el Cristo del Calvario, la imagen de Nuestra Señora de la Soledad y un Cristo arrodillado.

Según la tradición, la imagen de la Virgen de la Soledad era compartida entre los pueblos de Parla y Pinto, que competían en devoción y en embellecerla con opulentas ofrendas. Cada pueblo custodiaba la imagen por un año, hasta que Parla decidió apropiarse permanentemente de la imagen de la Virgen de la Soledad, alegando que las valiosas joyas de la Virgen habían sido donadas por sus devotos y que su fervor era superior al de los pinteños.

Imágenes de las procesiones del Cristo del Calvario y de Nuestra Señora de la Soledad

El alboroto de 1904

El intento de traslado del Cristo del Calvario en 1904 fue un punto de inflexión. El antecedente de haber perdido la imagen de Nuestra Señora de la Soledad pudo haber exacerbado los temores de los pinteños de perder su imagen más venerada.

Noticia aparecida en «El Día» y «El Siglo Futuro» del 2 de septiembre de 1904

Gonzalo Arteaga relata en su libro «Pinto, éste es mi pueblo» cómo su abuelo, Pedro Arteaga, un jornalero de firmes convicciones, se acercó a la ermita junto a su inseparable burro cuando escuchó el tumulto. Al comprender la situación, no dudó en intervenir: ató su burro a la puerta de la ermita y, armado con un garrote, bloqueó la puerta y se plantó firme en defensa de la imagen. Gracias a su acción y al fervor popular, la imagen no fue trasladada y las cosas se mantuvieron como estaban. Una acción que refleja la determinación de un pueblo por proteger su herencia cultural y espiritual.

La restauración en 2016

A pesar de los conflictos pasados, el pueblo de Pinto vio finalmente restaurado su querido Cristo del Calvario el 1 de octubre de 2016. La obra fue realizada por las hermanas Esther y Laura Moreno, restauradoras de Úbeda, quienes no solo realizaron un extraordinario trabajo, sino que también hicieron descubrimientos significativos. Los trabajos de restauración determinaron que la talla, inicialmente considerada una obra de posguerra, tenía en realidad varias capas de policromía que datan desde finales del siglo XVI hasta el siglo XX. Por tanto, se trata de la imagen original.

Mª Ángeles Claramunt, Hermana Mayor del Cristo, Jesús Ángel Sánchez Rivera, doctor en Historia del Arte, Mario Coronas , presentador del acto, y las hermanas Moreno, restauradoras de la imagen, durante la presentación de la restauración de la imagen del Cristo del Calvario el 1 de octubre de 2016 en la iglesia parroquial de Santo Domingo de Silos.

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