
Durante buena parte del siglo XX, en el corazón de Pinto se alzaba una de las casas más impresionantes y enigmáticas del municipio: una gran residencia con jardín, cuya historia entrelaza personajes reales, recuerdos de guerra y la memoria viva de varias generaciones. Se situaba justo frente al Raso de Palacio, actual glorieta de Jaime Méric, y ocupaba toda una manzana entre las hoy conocidas calles de Rebolledo y Botica Vieja.
Se trataba de un edificio de dos plantas, de líneas sobrias pero elegantes, con tejado a cuatro aguas y una estructura de ladrillo visto reforzada por sillería. El jardín, amplio y cuidadosamente trazado, estaba presidido por una fuente de mármol con una boca en forma de piña que servía como surtidor. En torno a ella crecían árboles frutales y parterres geométricos, que todavía pueden distinguirse en las fotografías aéreas de 1936 y 1956. Una puerta principal daba acceso desde la plaza, delimitando con una tapia el resto de la propiedad, que incluía también huertas y pabellones de servicio.
Una casa con historia
Los más ancianos del lugar afirmaban que esta magnífica vivienda fue propiedad del peluquero del rey, quizá de Alfonso XIII, siendo Luis Rojas peluquero del monarca entre los años de la Restauración y la II República. Aunque esta atribución nunca pudo documentarse con certeza, el halo de misterio y prestigio que envolvía la casa perduró en la memoria colectiva de Pinto.

Tras la Guerra Civil, la propiedad cambió de manos. Fue adquirida por Joaquín García y su esposa Petra, antigua cocinera de la época anterior al conflicto. El matrimonio se construyó una vivienda modesta en uno de los laterales del terreno, mientras la casa principal era alquilada por habitaciones.
Entre sus inquilinos se encontraba doña Pepita, directora del colegio local, que residía en la planta superior. En la planta baja vivieron el matrimonio Félix Claramunt y Dolores Batres, quienes habían perdido su casa de Pinto por los bombardeos de la guerra; Trini y Antonio Pérez, así como Felisa, otra maestra, y su marido, empleado de Telefónica. En años posteriores también se alojó un matrimonio cuyo esposo, exlegionario, sirvió como alguacil en el municipio: Antonio y Martí.
Distribución y detalles arquitectónicos
El interior de la vivienda destacaba por su refinamiento. En la planta baja, la distribución incluía una cocina, un dormitorio y una sala de estar-comedor. El suelo, dañado por los estragos de la guerra, era un precioso mosaico con un diseño que los testigos describían como “una alfombra”, con motivos ornamentales.

En la planta alta, los cinco balcones de la fachada daban luz a un salón y varios dormitorios. El suelo del salón estaba cubierto de mármol de Carrara y pizarra en damero, y la escalera interior presentaba un artesonado de madera digno de una residencia noble. El tejado, además de practicable, estaba sostenido por robustas vigas de madera.

La casa incluso fue la comandancia, cuando Pinto fue cuartel general de la 12 y 17 División Nacional en la Guerra Civil. Se sabe también que durante el conflicto cayeron varias bombas en el entorno, aunque la vivienda resistió en pie.

Testimonio gráfico
Gracias a las imágenes aéreas tomadas en 1936 y 1956, hoy podemos reconocer claramente la magnitud de esta propiedad. En las fotos se observa la gran casa cuadrangular, su tejado de teja a cuatro aguas, los jardines simétricos, los árboles frutales y las huertas que ocupaban buena parte del solar. El pozo central y las construcciones auxiliares en la parte posterior completan el conjunto de esta residencia señorial.

La casa y su jardín vistos en el verano de 1936
Fin de una era
Como tantas otras joyas arquitectónicas de Pinto, esta casa desapareció con el tiempo. El progreso urbano, la especulación y la pérdida de memoria histórica borraron del mapa este edificio singular. Hoy, en su lugar, apenas queda el recuerdo transmitido de boca en boca por quienes lo habitaron o lo contemplaron desde fuera.
Pero mientras quede alguien que escuche y cuente, la historia de la casa del peluquero del rey seguirá viva, como un símbolo de aquel Pinto que fue, con casas con pozo, mosaicos, mármol de Carrara y jardines con fuente de mármol.