Imágenes con historia, la matrona doña Manolita, por Mario Coronas

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Siendo alcalde de Pinto D. Felipe Noaín Aristu, se nombró matrona de Asistencia Pública Domiciliaria interinamente a doña Manuela Gómez Adrián, quien tomó posesión del cargo el 24 de mayo de 1952, siendo reconocida oficialmente como titular en 1959.

Doña Manolita, como cariñosamente se la conocía, era una mujer de estatura baja y entrada en kilos. Tenía un caminar muy ligero, ya que siempre iba con prisas con su maletín. A los partos a veces la llevaban en bici o en moto. Ella se atrevía con todo. Tenía mucho genio y un característico y llamativo timbre de voz, siempre hablaba en voz alta.

Los métodos que empleaba en los partos no eran los más ortodoxos, ya que para ayudar al nacimiento del nuevo bebé, no dudaba en empujar el abdomen de la madre, incluso subirse y sentarse sobre ella, algo nada aconsejable. Era muy bruta, pero sus empujones eran efectivos. Los niños a los que ayudó a nacer se podían reconocer gracias a su peculiar manera de anudar el cordón, dando lugar a unos ombligos característicos.

En 1965 los empleados sanitarios de Pinto eran los médicos D. Eduardo Palanca Martínez y D. Miguel Marín Menéndez, el practicante D. José Parra Martínez, padre de D. Miguel Parra Sanchez, y la matrona Dña. Manuela Gómez Adrián. Entonces solo existían en Pinto dos farmacias: la del Sr. Mascias y la de Martí Pedret.

Doña Manolita vivía en la calle maestra María del Rosario esquina con la calle Real. Vivía en la planta baja del edificio donde hoy está la zapatería Gálvez, de Blanquita. En aquella vivienda residía y pasaba consulta. Allí hacía curas y ponía inyecciones, una práctica que le costó muchas discusiones con el A.T.S. titular, D. José Parra, ya que las inyecciones no estaban dentro de las competencias de la matrona. Y en aquella época se ponían inyecciones para todo.
En su consulta tenía una bruja colgada de un armario blanco donde guardaba los medicamentos.

En la imagen vemos a doña Manolita cogiendo a un recién nacido mientras asciende la escalinata de la iglesia parroquial de Santo Domingo de Silos en el año 1956. Los últimos pinteños nacieron con doña Manolita en 1975, después ya nacieron en un hospital, inicialmente en el Hospital Universitario de La Paz. Doña Manolita falleció en 1976.

Doña Manolita perdurará en la memoria de nuestro pueblo por traer al mundo a multitud de pinteños. Cuando falleció el Ayuntamiento dedicó una calle a su memoria: Calle Manuela Gómez Adrián. Una calle situada en el barrio de El Prado, en los hotelitos de Pistones, entre la ermita de San José Obrero y el colegio Calasanz, el pabellón Sandra Aguilar y el estadio Amelia del Castillo.

A iniciativa de don Miguel Marín esta calle cambió su nombre a mediados de los años 90 por el de Calle doña Manolita, un nombre por el que era cariñosamente conocida y es recordada.

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