Fachada del edificio de Telefónica de Pinto que daba a la antigua carretera de Andalucía en una fotografía de archivo

El 21 de enero de 1944 la compañía Telefónica compró cinco fanegas de terreno en la zona denominada El Prado, colindante con la edificada por la Obra Sindical del Hogar para viviendas. Telefónica pagó al Ayuntamiento de Pinto 15.000 pesetas por los terrenos para la construcción de una Central Telefónica.

El edificio, demolido ayer, 25 de marzo, se encontraba en la parcela que tiene la compañía entre la Travesía del Prado (la calle que da acceso a la Piscina Municipal), la calle Asturias y la calle Antonio Moya. Era de planta rectangular, con dos plantas y con un amplio patio interior. En su interior se instaló la más moderna tecnología de la época. La primera planta del edificio estaba revestida de piedra y la segunda de ladrillo. La puerta principal daba a la carretera de Andalucía, y al interior se accedía tras subir dos peldaños. El poco transito que entonces tenía la carretera explica la situación de este acceso. También existía otra entrada en la fachada sur.

Fachada anterior del edificio de Telefónica en una fotografía de archivo

Pinto, como centro geográfico de la península ibérica, albergó la mesa de pruebas en la que entraban todas las líneas telefónicas de España. En 1945 se realizó la construcción de las cuatro entradas a la estación de Repetidores de Pinto, que desviaban las rutas Madrid-Valencia, Madrid-Murcia, Madrid-Cáceres y Madrid-Sevilla. En ese año la compañía Telefónica instaló 36.851 teléfonos nuevos en toda España. En la estación de Pinto trabajaban empleados cualificados con modernos equipos de transmisión.

Interior del edificio de Pinto. Mesa de pruebas. Fotografía de archivo.

Los años 50 suponen un auténtico boom para la compañía. El uso del teléfono se expande, y la compañía crece para satisfacer al mercado.
En 1950 la plantilla de Telefónica se situaba en los 14.723 empleados. En 1954 se alcanzó la cifra de un millón de teléfonos instalados en nuestro país. La demanda era tan alta, que superaba con creces la capacitad de las instalaciones. Tanto era así, que al finalizar dicho año, todavía quedaban más de 200.000 peticiones de alta a la espera.

En Pinto la implantación del teléfono comenzó más tarde. Tan solo existía en la calle Real una centralita de telefónica. Allí se ponían conferencias y se atendían llamadas al carecerse de servicio automático.

Doña Catalina de la Tajada con su hija, Angelita, acompañada de Emilio Ortiz de Lanzagorta y José Torrejón, «Pepe, el pescadero»


Los vecinos se veían obligados a acudir a la Central de Teléfonos que regentaban don Antonio y su hermana, doña Catalina de la Tajada, para pedir una conferencia, que solía tardar varias horas en estar operativa.
Esta centralita estuvo situada frente a la Tahona Española, de Matilde Marín. Después fue una academia de mecanografía y muchos pinteños aprendieron en ella mecanografía y taquigrafía con Mari Carmen.

La calle Real, centro neurálgico de la villa, era la más comercial de Pinto. Al lado de la centralita se encontraba la zapatería de Blanca o la pescadería de Elio. En esa calle también se encontraba Comestibles Casa Carlos, propiedad de Carlos Aguado, frente al consultorio de médicos donde pasaba consulta don Miguel Marín, también la droguería de Aurelio y Luisa, la mercería de Rosa Mari, la pollería de Esteban, la carnicería de Mariano, … sin duda, era la milla de oro de Pinto.

Mucho ha cambiado Pinto y la telefonía. Hoy disponemos de modernos móviles o smartphones con avanzadas cámaras digitales y múltiples prestaciones. El edificio de Telefónica, lleno de grafitis y con las ventanas y puertas tapiadas, ha permanecido hasta nuestros días en estado de abandono. Hoy ha sido demolido.

Vídeo de la demolición del edificio de Telefónica fechado el 25 de marzo de 2021

Otros edificios, más alejados de la autovía A-4, pero situados en la misma parcela, continúan albergando instalaciones de la compañía. Nos quedamos con las imágenes para el recuerdo de un edificio que nos ha acompañado durante las últimas siete décadas.

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