Juguemos a recordar y a descubrir sitios a los que fuiste desde Pinto, o no, en la noche madrileña. Mis primeros recuerdos son de Rock-ola, en la calle Padre Xifré (frente al edificio de Torres Blancas), donde actuaron numerosos artistas de la movida de los ochenta. Ir a estos garitos, era conocer el Madrid total.

Otro antro conocidísimo, era la Sala Morasol, en la calle Pradillo. La memoria, siempre futbolera, me transporta a recordar que en esta calle estaba parte del mundo del fútbol. Allí había que acudir cuando un jugador se tenía que sacar el Libro de familia en el registro civil para luego obtener el DNI y la ficha para jugar federado, y además recuerdo un rótulo de la fábrica de Danone que quedaba cerca de allí, en la calle Lopez de Hoyos, creo.  De la sala Morasol habrás oído bastantes anécdotas. Lugar de un encanto especial en un barrio eminentemente madrileño, Prosperidad, conocido por todos como “La prospe”. En ese antro musical te encontrabas a “cantantes futboleros” como Juan Carlos Ramos, más conocido como “Iván”, en el mundo musical. Era un amiguete y cliente fijo de la sala Morasol, como el hijo de Toni Leblanc, por ejemplo.  

El mayor espectáculo del mundo que pude contemplar en esos tiempos fue el 7 de agosto de 1992, a las diez de la noche, asistiendo con mi amigo Fofo, su mujer Toñi, y otros amigos, al concierto en el Vicente Calderón, de Triller” actuando el genial Michael Jackson.

Y por supuesto, mi bareto por excelencia era en los primeros años ochenta, la Vía Láctea, en el 18 de la calle Velarde, que se abrió en julio de 1979. Un descubrimiento auténtico que, aunque era sala de conciertos (no vi ningún concierto ahí), si frecuentaba el garito La Vía Láctea.

Si se ha de hablar de un lugar mítico y nostálgico para mí, esa es, sin duda, la sala El Sol, la cuna de la movida madrileña. Fue el segundo boliche que pisé en el Madrid nocturno al que regresaría muchísimas veces, como mínimo hasta el año 1997. A la sala El Sol iba precisamente después de los conciertos. Yo era como parte del mobiliario, conocía a todos los empleados, desde la simpatiquísima señora del ropero, los elegantes camareros con su chaleco y sus trajes, frisando ellos una edad y con los que me topaba muchas veces para pedir en la barra. Por supuesto, no me olvido de la persona que me facilitaba la entrada al local, “el puerta” de anchas patillas, casi siempre vestido con cazadoras y pantalones vaqueros y a veces vestido todo de cuero. Un clásico de la sala El Sol, que me ahorraba las largas filas para entrar: “Tú, chaval, eres colega de mi amiga, pasa por aquí”.

Otro notable cubil para mí era y es porque todavía perdura, Ya’sta Club, abierto en 1985. Ahí vi algunas veces jugar al billar a Javier Bardem y otros conocidos actores y al igual que me ocurría con el Honky Tonk, abierto el 24 de noviembre de 1987, sala de música en directo y a diario, donde hizo su debut Alejandro Sanz. También podías ver en directo actuar al genial mago Tamarit. Y te podías cruzar en este antro a Santiago Segurola, locutor y periodista muy reputado en su época. En la calle San Vicente Ferrer, 33, estaba la Sala Maravillas. El León Rojo, ubicado en la calle Juan Hurtado de Mendoza, fue el primer pub inglés en Madrid. Los más jóvenes iban a Moby Dick y a Torero, por ejemplo, dos tipos diferentes de espacios y público de la movida madrileña.

En Voltereta, emplazado en la archiconocida Plaza de los Cubos, que marcó época, fue el primer after al que entré. Cerraba a las 10 de la mañana. No era mi ambiente, al igual que tampoco pisé mucho Attica, Radical, New World, etcétera. La estética de los siniestros y los bakala, no me hacía tilín.

Aunque para hablar de after, nada como referenciar el Goa After Club, en la calle Mesonero Romanos, con ese portero de dos metros y pico, que me llamaba “Gandhi”, por el modelo de gafas que llevaba en esos tiempos. Entrabas a las seis de la mañana y salías unas numerosas horas después. Considerables y tiernas anécdotas, disparatadas aventuras y sucesos vividos que es mejor no contar, aunque casi todo fue para bien, eso sí. También pisé con cierta frecuencia PickUp, que hoy se llama Goya. Un sitio mítico y futbolero, ya que muchos jugadores acudían a ese local nocturno. Otro after más gamberro era Stop, situado cerca de la Gran Vía, o eso creo recordar, que la noche me confunde.

En la Sala Morocco, que estaba en la calle Marqués de Leganés, no era un cliente asiduo, pero si dije “voy a pasármelo bien”. Ahí conocimos a gente famosa, cantantes, actores… siempre tuve la impresión de que el dueño o dueña del local era famosete, como poco. Otro after que visitábamos era Friends Club, en la Ronda de Toledo y de ahí a Bagatelle, que tenía forrada de piel de vaca una columna del interior del boliche. Allí conocimos a una famosa presentadora y modelo, Ivonne Reyes.

Un local que ha cambiado bastante de nombres y tendencias era Titanic. Nos fuimos a la inauguración en tren, en la mítica C-3, varios amiguetes pinteños y en el local de la calle Atocha, se armó una jarana de mucho cuidado en la que se vieron involucrados algunos de mis amigos, así que no duramos mucho allí. Inauguración fallida. El local, muy coqueto y enorme, tenía siete plantas y pasaban por allí cerca de diez mil personas. Era antiguamente un cine, luego fue la Discoteca Titanic, el Teatro Kapital y ahora, el famoso restaurante Quintoelemento.

Una discoteca tranquila, para baile y música reggae en la que los jueves era el mejor día de la semana y nos invitaban a las fiestas que organizaban, era Empire, en el Paseo de Recoletos, 16. Hasta aquí llegamos porque éramos conocidos de Fernando Prados, que era relaciones públicas de la Terraza Empire en el Paseo del Pintor Rosales, y cuyo logo era un trozo de sandía. Él fue quien nos invitó a ir a Empire de Recoletos y a las famosas fiestas de los jueves. Fernando, que trabajó en el aeropuerto, ahora es actor, modelo senior y rey mago de anuncios y spot publicitarios. En Empire vimos actuar a Chiquito de la Calzada, cuando aún no era tan conocido y ya nos sorprendió ese señor que tenía un humor muy peculiar, que te enganchaba.     

Pertenecemos muchos a la era de la Joy Eslava, en la calle Arenal, donde te chocabas con futbolista del Real Madrid, del Atleti y de muchos jugadores que hacían noche en Madrid, en la etapa futbolera que se conocía la discoteca Joy Eslava como La AFE por la cantidad de jugadores que acudían allí. No solamente era la discoteca Joy, la que albergaba muchos jugadores de fútbol y de otras disciplinas deportivas. También estaban, La Sal y Ricorda, en la calle Guzmán el Bueno; y Barnon. En esta última conoció Raúl González, el ex jugador del Real Madrid a su actual mujer, Mamen Sanz, que fue empleada de la discoteca durante un tiempo. Barnon pertenecía en parte a un ex jugador del Castilla, Joyce Moreno y gracias a él, despuntó esta sala nocturna que acogió a jugadores muy conocidos. En Garamond y New Garamond, no era casualidad que estuviéramos por allí, el mundo del fútbol lo pisaba con frecuencia y el tirón mediático hacía lo suyo.

No siempre ibas a sitios tan de copeteo, a veces acudías al Bali Hai, ubicado en una calle perpendicular a Gran Vía, en la c/ Flor Alta. A veces escogías pasar la tarde noche de un día laborable o el sábado en Berlín Cabaret, en la calle Costanillas. Aunque generalmente a, lo que ahora se conoce como tardeo, nos dábamos una vuelta por Autores, en la calle Campoamor. Este último me encantaba, por la compañía, por el ambiente y por el “buen rollo que desprendía el local y su gente”. Aunque el tardeo nació en Viva Madrid, una taberna inusual de 1856, allí tenía mi rinconcito según subías las escaleras en la planta de arriba a la izquierda. También frecuentaba la Cervecería Santa Ana, la Cervecería Alemana, y el tablao flamenco Villa Rosa que da nombre ahora a Tablao Flamenco 1911 (año de la fundación del Villa Rosa). Si quieres algo original, piérdete en esta zona en la esquina del callejón de Álvarez Gato con la calle Nuñez de Arce. 

Aunque éramos de pueblo y nunca mejor dicho, no fueron pocas las veces que irrumpimos en los sitios pijos de Madrid, Archy, cuyo dueño era Cris Lozano; Aire, Oh Madrid, Keeper, Four Roses, Pachá, Jácara Plató Madrid, Fortuny, todos estos sitios eran míticos y hoy serían un símil de la actual calle Ponzano. Muchos de ellos aún perviven y puedes visitarlos. Son parte de la historia de varias generaciones entre las que me incluyo.

Seguro que hay cientos de sitios que me he olvidado nombrar, contádnoslo vosotros.

El gatopardo pinteño / José Juan López Cuchillo.

Fotos: José Juan López Cuchillo.

El Rincón de Cuchillo (ePinto)

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