Hablar de Luis Roldán es hablar de un pedacito de la historia de Pinto. Fundador del equipo de balonmano hace 42 años y maestro de kárate, su pasión, desde hace 37 años en Pinto. Gracias a su trabajo, esfuerzo y tesón se ha convertido en todo un referente.

Como ocurrió con Amelia del Castillo y Alfredo Fernández, el Ayuntamiento de Pinto quiso dar un cálido homenaje a uno de sus vecinos que más ha aportado al municipio pinteño. Para ello contó con la ayuda de Julio Díaz, un alumno que ha vivido muy de cerca la pasión de Luis por el kárate desde los 5 años y de eso hace 37 primaveras.  

Luis, pinteño de pura cepa, a quien solo le falta un apellido para llegar a los ocho apellidos pinteños, es un trabajador nato que ha demostrado que se puede aunar el trabajo y la pasión. Primero fue el balonmano, luego el kárate, y también, a través del Seminario de Historia Local de Pinto, descubre los grandes tesoros que esconde la historia del municipio de Pinto.

Luis comenzó en octubre de 1985 en la escuela de Kárate porque se enamoró de este deporte en 1977, realizando el servicio militar. Como no existían clases de kárate en Pinto, se tenían que desplazar al municipio vecino de Parla. Roldán es cinturón negro 6º DAN, entrenador nacional de Kárate, Juez del Tribunal Nacional de Grados, Juez regional de Katas, Árbitro regional de Kumite y directivo de la RFM de Kárate. Una disciplina que es su forma y estilo de vida y que compagina desde hace treinta años con su otra gran pasión: la historia y el patrimonio de Pinto.

Luis quiso también dedicar el premio a su mujer, Loles Cruz, porque mientras él dedicaba su tiempo a impartir enseñanzas a los alumnos, ella se dedicaba a la familia. Su apoyo fue imprescindible para Luis. Acudió a tantos torneos, que podría ser una perfecta ojeadora del Seleccionador, tal y como bromeó Julio. Sus hijas, Nelia y Alba, también han heredado su pasión por el kárate.

¡Enhorabuena, Luis!

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