En el mes de junio de 1963 se acordó por el pleno del Ayuntamiento de Pinto proponer al Excmo. Sr. Presidente de la Diputación Provincial la realización de la primera fase de las obras de saneamiento y canalización del arroyo de los Prados, de conformidad con el Plan Bienal 1963-64. Esta primera fase de la canalización comprendía los trabajos a desarrollar entre el puente Zapatero, situado en la explanada de la entrada del asilo de ancianas, y el puente Grande, a las puertas de la iglesia parroquial.

Un año más tarde estaba totalmente terminado el proyecto de canalización y saneamiento de la segunda fase del arroyo, es decir, desde la plaza de las Mercedes hasta la plaza de la Virgen de la Asunción, excepto el tramo de la primera fase. Este proyecto se incluiría en el Plan Bienal 1965-66.

El 11 de noviembre de 1964 apareció en el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid (nº270) el anuncio de la subasta de la primera fase de las obras de canalización del arroyo de los Prados por un importe de 589.022,48 ptas. Esta primera subasta quedaría desierta, publicándose nuevamente en el BOPM.

En marzo de 1965 el pleno del Ayuntamiento de Pinto se da por enterado de haber sido adjudicadas las obras de la primera fase de canalización y cubierta del arroyo de los Prados en Pinto, desde el puente de Zapatero al puente Grande, a Emiliano Rodríguez García en la cantidad de 587.900 ptas.

El 22 de septiembre de 1965 el consistorio de Pinto propone a la Comisión Provincial de Servicios Técnicos y a la Diputación Provincial de Madrid, que se declaren con urgencia las obras de canalización del arroyo de los Prados. De esta manera se acortarían los plazos de exposición al público del pliego de condiciones y de la convocatoria de subasta a la mitad, conforme determinaba el reglamento de contratación. Así se evitaría el peligro de las inundaciones y poder realizar las obras antes de que comenzasen las lluvias, aprovechando que el arroyo no llevaba agua en aquella época.

El 22 de diciembre de 1965 el consistorio de Pinto se da por enterado del anuncio de la subasta de las obras de canalización del arroyo de los Prados en su segunda fase. El anuncio fue publicado en el BOPM del 24 de noviembre.

En marzo de 1967 el Ayuntamiento de Pinto acuerda castigar al propietario D. Ángel Renales por haber realizado la acometida de aguas residuales de las conocidas como Casas de Renales al arroyo. Por unanimidad se acuerda imponer una multa de 50 ptas. Y se le da un plazo de ocho días para cerrar la acometida de las aguas fecales hasta el arroyo. Si no cumple con el plazo, se hará por orden municipal, pasándole el cargo correspondiente y todo ello con carácter urgente.

Existían denuncias de vecinos de la Cañada Real de Toledo sobre unas charcas existentes en las inmediaciones de sus viviendas. Sin fosa séptica, las aguas negras de las Casas del Sr. Renales eran acometidas al arroyo de los Prados. El Ayuntamiento obligó a construir las fosas sépticas necesarias para acabar con estos hechos. Solo estaba autorizada las acometidas de aguas pluviales al arroyo, pero en ningún caso aguas sucias o residuales, en cuyo caso serían castigadas severamente siendo cerradas en el acto.

La siguiente fase del plan de canalización del arroyo de los Prados sería desde la calle Mártires de Pinto, junto al paseo de Isabel la Católica, hasta el final del casco urbano junto a la carretera de Andalucía (oficio 840 de 27 de noviembre de 1967).

En marzo de 1968 se aprobó el proyecto, planos y presupuesto de las obras de construcción de la reforma de la cubierta del arroyo de los Prados a su paso por la plaza de las Mercedes, realizado por el arquitecto asesor municipal don José Buró Martínez.

El 26 de abril de 1968 el alcalde de Pinto, Daniel Martín, manifestó en pleno que había recibido quejas de varias personas sobre el estado en el que se encontraba el arroyo, entre ellas las de los concejales Loarte y Serrano Urrutia, que afirmaban que los olores que emanaban del arroyo eran insoportables y los percibían desde sus domicilios. Afortunadamente todavía no hacía mucho calor, pero en los meses de verano constituiría un peligro para la salud pública.

En aquel momento existían muchas viviendas que tenían acometidas las aguas fecales hacia el arroyo, algo que realizaban sin permiso, puesto que la Diputación Provincial no permitía realizar dichas acometidas.

Lo cierto es que en los primeros años de los años 70 el arroyo de los Prados fue canalizado y soterrado. De esta manera, Pinto experimentó la pérdida de un elemento natural importante. El arroyo, que alguna vez fue un símbolo de conexión, fue reemplazado por canales subterráneos, y los puentes que antes unían a los habitantes de ambos lados del pueblo, fueron desmontados y quedaron en el recuerdo. Esta transformación, sin duda, dejó una marca en la memoria colectiva de los vecinos, recordándonos la delicada balanza entre el progreso urbano y la preservación de la identidad y el entorno natural.


Sería deseable que las acciones se hubieran ejecutado de manera más adecuada, permitiendo la preservación de, al menos, algún tramo del arroyo, quizás en la Cañada del Arroyo (actualmente Avenida de España) o incluso en el propio parque del Egido de la Fuente. Contar en la actualidad con un arroyo natural en esos lugares sería verdaderamente enriquecedor.

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