Nos hemos dado cuenta en ePinto que desde tiempos inmemorables los pinteños son una especie inquieta, con grandes retos y con inquietudes que se escapan de nuestras fronteras. Por este motivo hoy lanzamos una nueva sección titulada “Pinteños por el mundo” (PxM). Una sección donde daremos la vuelta al mundo para conocer a vecinos y vecinas de Pinto, que hicieron las maletas para continuar su vida en otro país. Historias que nos ayudarán a volver a reencontrarnos con esa compañera de pupitre, cómplice de andanzas o aquel vecino tan simpático que siempre saludaba al coincidir en el rellano del portal.
Nuestra primera parada nos lleva hasta la ciudad de Orange, en la región centro oeste de Nueva Gales del Sur (Australia), donde vive Rubén López Mesa, un pinteño que cambió el buzón amarillo de la mítica calle Méjico, del barrio de Buenos Aires, para ser uno de los chefs españoles más populares en Australia.
Un viaje que dura más de una década
Este pinteño que supera por muy poquito los 40, aunque no los aparente, hizo las maletas a finales de 2009 con destino al otro lado del mundo. Una loca aventura que emprendió de la mano de una chica australiana, que conoció gracias a su compañera irlandesa de piso. “Tras conocer a la que es actualmente madre de mi hija, y después de vivir unos años en Madrid, nos decidimos a solicitar un ‘visado de pareja’ a la Embajada de Australia. Tras ello, todo fue muy rápido y a finales de 2009 nos pusimos rumbo a las antípodas”, rememora López Mesa.
“En un primer momento, la idea era conocer a su familia y descubrir un poco más en profundidad su entorno, a su gente, su idioma…pero al final nos quedamos”, reconoce el pinteño. Sus primeros años en el continente australiano se desarrollaron en una zona costera, famosa entre los surferos, llamada Cronulla y situada a 26 kilómetros de Sídney. Aunque los inicios no fueron fáciles, pronto se puso manos a la obra y como buen pinteño que se precie se reinventó. Tras no tener fortuna en el mercado laboral australiano, se matriculó en un grado medio de cocina mientras fregaba platos para poder sufragar los estudios.
Humildad, trabajo y una pizca de suerte
Pronto llegaron las buenas noticias y aunque era el único extranjero, fue el mejor estudiante de su clase y de todo el campus. Un punto de inflexión en su experiencia australiana que le hizo mirar más allá y ahí cambio su destino. “Una noche, en medio de un servicio y con el restaurante totalmente lleno, un compañero de cocina se accidentó y, sin pensarlo dos veces, le dije al jefe de cocina que sabía cocinar y le podía ayudar. Todo fue bastante bien y desde esa noche me contrataron por primera vez como cocinero”, recuerda con una sonrisa el exvecino del barrio de Buenos Aires de Pinto.
Tras ello, el último año le nominaron para el premio de mejor aprendiz de Australia. Un reconocimiento, que, aunque no logró ganar, dejó patente el gran nivel del pinteño tras los fogones. Gracias a sus buenos resultados académicos, a Rubén le invitaron a poder estudiar una diplomatura en el prestigioso “Hospitality and Management” de Sídney. Estudios que finalizó con un nuevo reconocimiento académico.
En 2019, tras unos años de aprendizaje profesional, el pinteño decidió que era el momento de dar un cambio a su vida y buscar un equilibrio entre lo profesional y personal. Por este motivo, junto a su mujer, decidieron cambiar su vida urbanita por el mundo rural. Tras hacer una pequeña búsqueda que se ajustara a sus gustos y necesidades, encontraron un pueblo a unos 250 kilómetros al oeste de la ciudad de Sídney llamado Orange. Un sitio perfecto para asentarse como define el propio Rubén a ePinto: “Orange es una mezcla entre La Mancha española, de donde es mi familia materna, y La Rioja, por su calidad vinícola”. El pinteño nada más verlo lo tuvo claro. “Supimos que habíamos encontrado el sitio donde echar raíces y comenzar una nueva vida”, sentenció Rubén López.
Los cocineros españoles están de moda en Australia al ritmo de #EatSpanish
Rubén López a su llegada a Australia se dio cuenta de que apenas se conocía la cocina española, por este motivo se animó a crear un grupo que aglutinara a cocineros españoles en Australia y así creo lo que él denominó “#spanishchefsinaustralia. Su idea inicial era poner en contacto a los chefs españoles presentes en el país australiano para intercambiar ideas, apoyarse o colaborar entre ellos. Ello dio paso a lo que actualmente se conoce como #EatSpanish, un concepto que nació como plataforma digital para promocionarse y con el paso del tiempo se ha convertido en el mayor movimiento gastronómico de cocineros españoles fuera de España.
Actualmente la plataforma fundada por el pinteño agrupa a un total de 65 profesionales de los fogones, pasteleros y panaderos en seis estados diferentes en Australia. Una autentica proeza si tenemos en cuenta las distancias del país australiano. En diciembre del pasado año, realizaron el primer evento a nivel nacional y contó con el apoyo de la Embajada de España y del Instituto Cervantes situado en Sídney. Todo un éxito a nivel organizativo y de repercusión.
Sus objetivos pasan por seguir creciendo profesionalmente de la mano de #EatSpanish. “Me gustaría tener más colaboraciones y algo más de ayuda para que podamos llevar la gastronomía al lugar que se merece fuera de nuestras fronteras. Todavía hay mucho desconocimiento y no se conoce el verdadero potencial de la comida española en Australia. Existen muchos tópicos que hay que desterrar porque la cocina española está entre una de las mejores del mundo. Desde Eat Spanish queremos promover nuestra manera de hacer las cosas, nuestra cocina popular, la cocina de aprovechamiento que aprendimos de nuestras madres y abuelas. En definitiva, potencial y visibilizar el ADN español que muchas veces nos olvidamos cuando intentamos vender nuestra imagen al mundo anglosajón«, señala a ePinto López Mesa
ADN made in Pinto
Aunque a nuestro protagonista le van viento en popa las cosas en Australia, no se olvida de su queridísima Villa de Pinto. ePinto le hizo el cuestionario “Made in Pinto”, que tendrán que responder todos nuestros protagonistas de “Pinteños por el mundo”. Diez preguntas que harán las delicias de los pinteños y pinteñas más exigentes y seguro que erizará la piel a más de uno.
1. ¿En qué colegio e instituto estudiaste en Pinto?
Soy de la generación del 78. Estudié en el C.P. Buenos Aires y luego la E.S.O en el Pablo Picasso. El bachiller lo hice en el Vicente Aleixander.
2. ¿Cuál es tu lugar favorito de Pinto?
¡Muchos! Me encantaba pasear por el Egido, por el parque Juan Carlos, irme a correr entre Pinto y Valdemoro. Pero si tuviera que elegir alguno sin duda sería mi barrio. Cada parque, banco…es un recuerdo.
3. ¿Cuál es tu mejor recuerdo o experiencia en Pinto?
Obviamente cualquiera que tenga que ver con mi familia y con mis amigos. Me pareció muy especial la última vez que estuve por allí (en el 2017) y le fui a enseñar a mi hija mi cole. Cual fue mi sorpresa, cuando en la puerta del mismo me encontré a una de las únicas profesoras en activo de mi generación. No solo se acordó de mí, sino que me invitó a que subiera a su clase y tuviera una charla con sus alumnos sobre Australia. Mi hija y sus estudiantes se lo pasaron pipa.
4. ¿Cuál es tu establecimiento, bar o cafetería favorita de Pinto?
Sin duda mi bar favorito son «Los Ratitos del Marotti», ahora en el Egido. José, su dueño, siempre se ha portado super bien con nuestro grupo de amigos, patrocinaba nuestro equipo de fútbol sala, etc..
5. ¿A quién echas de menos de Pinto?
Sin duda echo de menos a mi familia. Aunque seguimos en contacto por Skype, WhatsApp, etc semanalmente. Soy consciente que me he perdido una década ya de sus vidas. Eso es quizás de lo más duro.
6. ¿Qué es lo que más te ha sorprendido de Pinto desde que te has ido?
La última vez que estuve por allí me sorprendió cómo ha crecido Pinto. Pero bueno, el centro sigue teniendo la esencia del pueblo donde me crié.
7. Si no te hubieras ido a vivir fuera y te hubieras quedado a vivir en Pinto ¿Dónde te hubiera gustado?
Viviría en cualquiera sitio en Pinto, la verdad, antes de irme de España viví una temporada de alquiler en la Tenería I y me gustó mucho. Era interesante ver a toda mi generación allí ya con críos.
8. ¿Qué te llevarías de Pinto a tu actual residencia?
Si pudiera llevarme algo de Pinto sería el sentimiento de comunidad con el que crecí: amigos y vecinos del barrio Buenos Aires siempre pendientes de ti y de tu gente. Mucha gente le agobia y lo infravalora. ¡Yo no! Después de haber estado viviendo fuera en un montón de sitios, al final te quedas con eso, con la calidad humana. Con tu gente de toda la vida. Tengo relaciones con vecinos de mi portal, de mi calle y de mi barrio tan importantes como las de mi familia. Son y siempre serán parte importante de quién yo soy hoy.
9. Ahora que vives fuera y ves a Pinto desde otro prisma ¿Qué te gustaría cambiar de Pinto?
Es muy difícil contestar a esta pregunta. No me atrevo a decir nada referente a ¨lo que debería cambiar¨ en Pinto. Cada uno tiene su forma de vida, sus principios políticos, religiosos, etc… Lo que sí pediría es que la gente no pierda esa esencia pinteña de ayudar a su gente de alrededor. Habéis pasado una crisis económica terrible y ahora andamos con la crisis del coronavirus que tanto va a afectar a nuestros mayores. En mi opinión, es hora de echarse un cable unos a otros, apoyarse y tirar para adelante.
10. ¿Volverás a Pinto?
¡Sin duda! Por mucho tiempo que pase en Australia, Pinto fue, es y será siempre mi casa, mi hogar. Eso no va a cambiar.