Fueron los aztecas los que dieron nombre al chocolate, un dulce que actualmente es el más consumido por los españoles, y que hoy 13 de septiembre celebra su Día Internacional. Hoy repasamos los inicios de la vinculación del chocolate en Pinto con la puesta en marcha de la fábrica de chocolate, café y té de la Compañía Colonial del empresario Jaime Méric Saisset.

Fue el 1 de agosto de 1866 cuando la fábrica comenzó a lanzar humo por su chimenea en Pinto. Una chimenea que, por cierto, no es la actual, puesto que la que hoy se conserva se construyó a principios del siglo XX.

Inicialmente, esta primera fábrica movida al vapor estuvo funcionando desde 1854 en una zona denominada el Tívoli, donde hoy estaría situado el Hotel Ritz de Madrid. La comodidad del ferrocarril, que comunicaba el mar con la capital y facilitaba el transporte de materias primas a la fábrica y la salida de los productos ya elaborados, hizo que pocos años después los Méric adquirieran grandes terrenos próximos a la estación del ferrocarril para establecer allí su nueva fábrica.

Si inicialmente la fuente de energía era el carbón con las máquinas de vapor, a principios del siglo XX fue sustituido por la electricidad y los motores eléctricos.

La Compañía Colonial fue posteriormente dirigida por Edmundo Méric Méric, hijo del fundador, y tras su fallecimiento en 1910, por sus hijos, Alberto y Ernesto Méric Mateo.

En agosto de 1941, tras la guerra civil, la empresa se disolvió. El estado de las instalaciones, el fallecimiento de Alberto y la falta de varones en la familia motivaron la disolución de la empresa. Durante más de 70 años funcionando en nuestra localidad, la fábrica otorgó prestigio al nombre de Pinto y a sus maestros chocolateros. La Compañía Colonial fue una empresa modelo, célebre en su época, proveedora de reyes, emperadores y papas y ganadora de decenas de premios y reconocimientos internacionales.

La gran fábrica llegó a dar trabajo directo, entre hombres y mujeres, a 500 familias pinteñas, siendo una fuente de progreso para el municipio. Además, la familia Méric arregló colegios, calles y jardines, trajo el alumbrado eléctrico, construyó el nuevo matadero, y colaboró en múltiples mejoras para nuestra ciudad. Por ello, y como muestra de su gratitud, el municipio de Pinto rotuló con el nombre de Jaime Méric a una de sus plazas más importantes y el pueblo erigió un busto en bronce en su honor. Edmundo Méric, además de ser declarado Hijo adoptivo de la Villa, también rotula con su nombre la antigua calle Santiago.

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