
Daniel Urrabieta Vierge, nacido en la calle Huertas de Madrid el 5 de marzo de 1851, es considerado el padre de la ilustración moderna y una de las figuras más innovadoras del arte gráfico en el siglo XIX. Su obra revolucionó las técnicas de impresión y marcó un antes y un después en la relación entre los textos literarios y las imágenes. Pese a su talento y a la magnitud de su legado, su figura permaneció en el olvido durante muchos años, aunque en las últimas décadas ha comenzado a recibir el reconocimiento que merece.
Un entorno artístico en sus raíces
Daniel creció en una familia de artistas. Su padre, Vicente Urrabieta Ortiz, fue un reconocido ilustrador español que colaboró con importantes publicaciones como La Ilustración Española y Americana y Le Monde Illustré. Desde pequeño, Daniel mostró un talento extraordinario para el dibujo, que su padre se encargó de cultivar junto a sus hermanos Samuel y Dolores, formando una de las dinastías más importantes de ilustradores.
La infancia en Pinto: Naturaleza y creatividad
Con apenas seis años, su familia se trasladó a Pinto buscando mejorar su delicada salud. Pinto, gracias al ferrocarril, era un pueblo «inmediato y acogedor». El sol, su aire saludable y sus aguas eran muy recomendados por los médicos de la época. Allí, rodeado de la tranquilidad del campo, Daniel pasó los años más importantes de su niñez. En Pinto, su fascinación por la naturaleza le llevó a realizar numerosos apuntes al aire libre, desarrollando un estilo gráfico que años después sería clave en su carrera como ilustrador. Pronto la salud del pequeño se restableció.
Su primera formación académica tuvo lugar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde estudió bajo maestros como Federico de Madrazo y Carlos de Haes. Allí demostró ser uno de los alumnos más brillantes, obteniendo varias menciones honoríficas y diplomas de excelencia entre 1865 y 1867.
Un pionero en París
A finales de 1869, Daniel se trasladó a París, donde comenzó a colaborar con Le Monde Illustré, una de las revistas ilustradas más prestigiosas de la época. Allí transformó la técnica de la ilustración periodística al aportar dinamismo y realismo a sus dibujos, convirtiéndose en uno de los artistas más solicitados de la capital francesa. Alcanzó fama como cronista gráfico por su facilidad para captar la realidad más fugaz.
En este contexto, revolucionó el campo de la impresión al trabajar con el fotograbador Charles Gillot, desarrollando un método que permitía reproducir dibujos directamente sobre planchas de metal, eliminando la necesidad de grabadores. Este avance técnico otorgó a sus ilustraciones un nivel de detalle y expresividad sin precedentes.
En 1872 publicó en Le Monde Illustrée “Novillada en Pinto”, realizado gracias a un boceto que realizó su padre. La escena muestra el ambiente festivo de una novillada en la plaza de la Constitución de Pinto y la cogida de un novillo a un joven. El trabajo fue presentado en la Exposición Universal de París en 1889, obteniendo una Medalla de Oro.

La versatilidad de un maestro ilustrador
Vierge destacó tanto en la ilustración de periódicos como en la de libros. Fue el primer ilustrador en utilizar doble página en las revistas, dando vida a obras literarias y reportajes de actualidad. Entre las publicaciones con las que colaboró se encuentran La Vie Moderne, La Ilustración Española y Americana y Le Monde Illustré.
En el ámbito literario, ilustró más de cincuenta libros, entre los que destacan:
• El Lazarillo de Tormes.
• Don Quijote de la Mancha.
• El bachiller de Salamanca.
• Las novelas de Víctor Hugo, quien le tenía en alta estima por su capacidad para capturar tanto lo sublime como lo cotidiano.
Un desafío superado: La hemiplejia
El 28 de febrero de 1881, sufrió un ataque de hemiplejia que le dejó sin habla y paralizó sus extremidades derechas. Los pronósticos le daban por perdido. Para cualquier artista, este suceso habría supuesto el final de su carrera. Sin embargo, Daniel mostró una fuerza de voluntad extraordinaria al aprender a dibujar con la mano izquierda. En pocos años recuperó su destreza y continuó produciendo obras de una calidad excepcional.
Reconocimientos y legado
Daniel Urrabieta Vierge recibió numerosos galardones a lo largo de su carrera. Fue condecorado en 1889 como Caballero de la Legión de Honor en Francia y en 1882 el rey Alfonso XII le nombró Comendador de la Orden de Isabel la Católica en España. Sus ilustraciones marcaron una nueva era en la relación entre literatura y arte, siendo precursor de técnicas que más tarde serían comunes en el ámbito editorial.
Falleció en Boulogne-sur-Seine el 10 de mayo de 1904 tras sufrir un nuevo ictus a los 53 años, dejando un legado que abarcó tanto la innovación técnica como la capacidad de emocionar a través del arte. Su obra continúa siendo una referencia para los ilustradores contemporáneos y un ejemplo de perseverancia creativa.
Para más información sobre Daniel Urrabieta Vierge consultar el libro «De Pinto, mi reina«, primera parte del libro «Pinteños Ilustres. De Pinto, mi reina II«.