Fotografía de los años 30 donde se ve amurallada la Finca La Floralia, ocupando gran parte del hoy parque Egido de la Fuente

Durante las primeras seis décadas del siglo XX prácticamente todo el actual Parque Egido de la Fuente y el Residencial La Floralia, que finalizó su construcción en 1973, formaba parte de una gran finca, vallada por un muro de piedra, que era propiedad de don Cecilio Rodríguez, el jardinero mayor de Madrid.

En la finca, situada entre las actuales calles Isabel la Católica, plaza de la Asunción, Alfaro y Egido de la Fuente, había muchos rosales y un paseo de moreras a lo largo de toda la finca. En el día de los difuntos se vendían flores y todo el pueblo las compraba allí. La Floralia, situado en una zona de abundancia de agua, era un vivero que surtía a los parques de la capital de España. En la finca también tenían cerdos, vacas y una huerta con todo tipo de productos, pimientos, tomates, pepinos, …

La calle Isabel la Católica en un primer momento fue parte de la Colada de Fuenlabrada para pasar posteriormente a llamarse carretera de Pinto a Fuenlabrada. Por ella transcurría el arroyo de los Prados. A partir de 1960 la calle adoptó el nombre de Isabel la Católica, reina de Castilla y Aragón desde 1474 hasta 1504.

Fotografía aérea de 1936 donde se ve la Finca de La Floralia a la derecha

En julio de 1884 finalizó la construcción de la casa-matadero en la explanada conocida como Egido de la Fuente. El Matadero fue costeado por Jaime Méric, fundador y propietario de la Compañía Colonial; la primera fábrica movida al vapor que existió en España y que se implantó en Pinto en el año 1866. Por tal motivo, desde 1884 la actual calle Isabel la Católica fue popularmente conocida como camino del matadero. El matadero estuvo en Pinto desde 1884 hasta finales de los años 70 del siglo XX.

A principios de los años 70 se construyó en una parte de esta finca el Residencial “La Floralia”, que colindaba con el parque Egido de la Fuente, el pulmón verde más antiguo de Pinto. La Constructora de Pinto participó en el desarrollo del parque Egido en la zona aledaña a La Floralia.

CECILIO RODRÍGUEZ, JARDINERO MAYOR DE MADRID

El propietario de la finca «La Floralia» era don Cecilio Rodríguez Cuevas (Valladolid, 1865 – Madrid, 1953), el jardinero mayor de Madrid. Don Cecilio era alto, de complexión fuerte, sencillo y cordial. Comenzó como aprendiz de jardinería a la edad de ocho años. Era el año en el que se proclamó la República en España, 1873. Había fallecido su padre, y, como hijo de un militar que era, podía haber ingresado en un colegio de huérfanos, pero aquello equivalía a separarse de su madre. Por este motivo comenzó a trabajar de aprendiz. Su debut fue en un árbol de Recoletos, frente a San Pascual.

Don Cecilio Rodríguez, en su despacho de la Jefatura de Parques y Jardines de Madrid, en el Retiro. Fotografía: Cortés

Su ascenso fue meteórico. Desde 1914 estuvo al frente de la Dirección de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Madrid, aunque él siempre se consideró un trabajador, un obrero, según afirmaba. A finales de los años 20 trabajaban a su cargo 1.200 obreros y contaba con un presupuesto anual de dos millones trescientas mil pesetas. Don Cecilio se sentía muy satisfecho de la reforma que acometió para llevar agua al Retiro, que supuso el esplendor de aquel parque por el excelente servicio de riegos que a partir de aquel momento dispuso. El riego hasta ese momento era deficientísimo, tan solo contaba con cuatro norias y una tubería pobre. De haber seguido así, -afirmaba- el Retiro hubiera llegado a desaparecer.

LOS RECONOCIMIENTOS

En 1915 recibió por parte de las autoridades de Madrid, con el alcalde Sr. Prast a la cabeza, la Cruz del Mérito Agrícola por la labor que había llevado a cabo en el embellecimiento y saneamiento de los jardines madrileños. En 1918, por iniciativa del rey Alfonso XIII, obtuvo la concesión de la Cruz de Isabel la Católica para premiar su inteligencia que venía demostrando en su carrera y el interés y acierto con los que había embellecido diferentes paseos de la villa. También obtuvo la Medalla del Trabajo y las insignias de Comendador de la Orden del Mérito Agrícola. Son innumerables las distinciones que don Cecilio obtuvo mientras desempeñó sus funciones.

En la Segunda República, con la llegada de los Ayuntamientos democráticos, fue destituido. En 1935, a pesar de haber sido jubilado por prescripción reglamentaria, por acuerdo de la Corporación Municipal continuó desempeñando su cargo de director de Parques y Jardines. Finalizada la guerra civil, fue restituido en su cargo y se ocupó de recuperar los espacios verdes de la capital, hasta el año 1941 que se retiró definitivamente. En 1946 se le concedió la Medalla de la Villa de Madrid. En 1949 se inauguró un busto en su honor por los 75 años de servicios prestados en un jardín que lleva su nombre en el parque del Retiro.

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