Se trata de una casa-palacio de naturaleza urbana que originalmente fue residencia de hidalgos o nobleza menor, como atestigua el misterioso escudo nobiliario coronado por un yelmo que se conserva en su fachada.
Esta casa señorial con impronta de abolengo histórico, construida a finales del siglo XVIII, está situada en los números 12 y 14 de la calle Edmundo Méric, antigua calle Santiago. Una de las calles principales del antiguo Pinto, donde se encontraban la casa del Escudo, que conducía a la ermita de Santiago y el palacete de los Morales.
Es un edificio con planta rectangular con un patio. Su fachada está fabricada en mampostería con breves verdugados de ladrillo. Sabemos que en el siglo XIX perteneció a los Cabello.
Valentín Cabello la dejó en herencia a sus hijos Petra y Valentín Cabello Cabello. Posteriormente fue la hija de este último quien residió en la casa junto a su marido. Nos referimos a María Josefa Cabello Robledano y su esposo Emilio Sáez Aparicio, quien fuera alcalde de la villa de Pinto y director de la fábrica de chocolates de la Compañía Colonial. Cuando María Josefa Cabello enviudó, su sobrina Isabel Solo de Zaldívar también residió en la casa solariega, heredándola cuando falleció su tía. Isabel Solo de Zaldívar fue presidenta de la Catequesis de la Iglesia parroquial de Pinto. En el mes de septiembre, en los inicios de la Guerra Civil, fue asesinada.
Conocemos que la casa blasonada, a principios del siglo XX, tenía en el segundo piso, en la fachada, una hornacina con la Virgen que iluminaba por la noche. En la fachada destaca también una cruz sobre el dintel de la primitiva puerta principal de la casa.
LA CRUZ
La cruz era todo un símbolo mágico y protector que detenía la entrada del mal en la casa. Eran espantademonios, espantabrujas y espantamales. Se colocaban grabadas o pintadas sobre el dintel de la puerta de entrada para evitar que penetrara desde el exterior el mal. Este mal podía ser el demonio, las enfermedades, fenómenos meteorológicos dañinos como la tormenta, granizo, truenos, etc. De esta manera, la casa se convertía en una fuente permanente de armonía, prosperidad, fortuna y felicidad.
Otra explicación de esta cruz es la relacionada con fenómenos de criptojudaísmo. La cruz grabada en el dintel estaría relacionada con la presencia de población judía que se había convertido al cristianismo de cara al exterior. De esta manera, grabando cruces o anagramas de Jesús y María en los dinteles de sus casas evitaban represalias contra ellos, haciéndose pasar por cristianos de toda la vida, en lugar de nuevos conversos. La presencia judía en Pinto está documentada y es conocida la existencia de los llamados «rabinos de Pinto» que fueron expulsados en la Edad Media y llevaban como apellido el nombre del pueblo. Dado que este edificio es del siglo XVIII, esta explicación no tendría validez.
EL ESCUDO
El misterioso escudo de la casa de los Cabello parece un vaciado en escayola o en otro material más fuerte. Aparecen numerosos poros en el material y además, la simetría es perfecta. Todo ello nos indica que se ha utilizado un molde y, por tanto, no es una labra. El escudo nos muestra cuatro cuarteles. Según los usos heráldicos tradicionalmente los cuarteles están ordenados por antepasados. De tal manera que, en el primer cuartel, donde nos muestra una cruz con cuatro estrellas de ocho puntas, sería el cuartel propio del abuelo paterno. El segundo cuartel, que nos muestra una torre con tres almenas y dos leones rampantes junto a dos estrellas de ocho puntas, se correspondería con el abuelo materno. El tercer cuartel, donde la mano de un brazo sostiene una espada y la otra una cabeza decapitada sostenida por la cabellera, sería el cuartel de la abuela materna. Por último, el cuarto cuartel, que nos muestra un sol figurado radiante (con los doce rayos rectos, en lugar de dieciséis, que es lo común) y con doce estrellas de ocho puntas, sería el cuartel de la abuela paterna. Este sería el orden que nos indican en los libros los heraldistas de toda Europa. Los blasones más importantes serían los representados en los cuarteles 1 y 4, esto es, los correspondientes al marido. Aunque también cabe la opción de que los cuarteles sean ordenados de forma subjetiva, sin atender a reglas, y con criterios puramente estéticos.