Durante los días 14, 15 y 16 de agosto del año 1906 se celebraron las fiestas de Pinto en honor de su patrona, la Virgen de la Asunción.
El 25 de julio ya estaba organizado el programa de festejos: Gigantes y cabezudos, dianas, fuegos artificiales, función de teatro por la colonia veraniega y varias familias de la localidad, bailes campestres para los que se levantaron soberbias tribunas, verbenas, conciertos, retreta y la consabida becerrada. También la colonia veraniega preparó un espectáculo taurino, lidiando las señoritas una res mansa.
El día 10 de agosto la bellísima señorita Lorenza Fortún, hija mayor del industrial D. Leandro, recibió numerosas felicitaciones por haber celebrado su fiesta onomástica.
El día 11 regresó de los baños el alcalde de la localidad D. Emilio Sáez Aparicio, acompañado de su distinguida señora, María Josefa Cabello y Robledano, para ultimar los preparativos de los festejos.
Fueron solemnes las funciones religiosas, tanto por el decorado de la iglesia como por la orquesta, compuesta de cuarenta profesores, que ejecutó la misa del maestro Caballero, cantada por veinticinco voces. El ilustrado presbítero don Ángel Ruan pronunció en la misa mayor un elocuente sermón.
Los bailes, públicos y de sociedad, fueron muy animados, y brillantísima la velada dada el día 15 en los elegantes salones de don Federico Rubín de Celis (en su morada de la calle Real y calle del Arca, actual calle de la Maestra). Sorprendente fue la iluminación eléctrica que lucía la Casa del Ayuntamiento.
Una avería del momento impidió que el alumbrado eléctrico se inaugurara el día 14; pero merced a enérgicas disposiciones del alcalde, D. Emilio Sáez (que era también administrador de la Compañía Colonial), secundado por su secretario D. Julián López Fernández, el día 15 se disfrutó ya de esta mejora. Cuando ya anochecido, lucieron los primeros focos, la muchedumbre aplaudió frenéticamente y se oyeron muchos vivas al popular alcalde.
La noche del 12 de agosto se celebró en el coliseo pinteño el espectáculo teatral organizado en honor de la colonia veraniega de Pinto. En Las criaturas se distinguió la señorita Juana Mendoza y D. Julián López Fernández.
La señora Robles de Montesinos, las señoritas Juana Mendoza, Cristina Pen y Emilia López, y los señores D. Enrique Gippini, D. Julián López Burgos y D. Antonio Jordán Morán, estuvieron muy afortunados en sus interpretaciones y oyeron nutridos aplausos en Los hijos de Elena. Varias escenas merecieron la repetición. En Ciertos son los toros, todos los artistas estuvieron admirables en sus puestos.
Los palcos y demás localidades fueron ocupados por lo más selecto de Pinto y la colonia veraniega, predominando el sexo femenino, que tenía lucida representación. El teatro de Pinto estaba decorado, iluminado con profusión, siendo de lamentar que para tan amena velada no luciera el alumbrado eléctrico. Los palcos ofrecían aspecto de un jardín por el derroche de flores que elegantes damas y hermosas señoritas lucían en sus tocados.
El 12 de agosto ya estaban colocados los tendidos y barreras en la plaza de la Constitución para la becerrada que se celebró el día 16 en honor de la patrona de la villa. El programa de los toros se cumplió sin accidentes, pues raros fueron los revolcones, aunque fue cierto que los bichos no eran toros ni novillos, sino borregos. Por este motivo, el Ayuntamiento se negó a abonar el importe de la capea habida el 16 de agosto en la plaza de la Constitución en honor de la patrona de la villa, fundándose para ello en las condiciones que reunía el ganado, y para que nadie pensase que era un excusa para economizar lo presupuestado para dichas fiestas, lo que se dejó de abonar al contratista de referencia fue repartido entre varios pobres de la localidad, acción que fue aplaudida por el vecindario.
Distinguidas señoritas lucieron vistosos mantones de Manila, y una vez terminada la capea, el alcalde obsequió a los invitados con un refresco.
Puede asegurarse que pasaron de ocho mil las personas que presenciaron el espectáculo taurino. Los trenes llegaron abarrotados de turistas. El jefe de la estación férrea de Pinto y el personal a sus órdenes, realizó un gran servicio ya que a pesar de la aglomeración de viajeros y de los trenes ascendentes y descendentes, el trasbordo después de la capea se hizo en los vagones con prontitud y orden.
Animadas cacerías se realizaban finalizadas las fiestas por los alrededores de la villa, paseando las escopetas a distancias de diez y doce kilómetros. Y aunque la caza no era abundante, había escopetas, como las del sportman Leandro Fortún y Navarro, que mataba buen número de piezas, ni siendo tampoco pequeño el de las que cobraba. Las codornices estaban llevando una buena batida.
Finalizadas las fiestas salió para baños, acompañado de su bellísima esposa, el secretario del Ayuntamiento, D. Julián López Fernández.
El domingo 19 de agosto se realizó una gira al Cerro de los Ángeles organizada por importantes familias de la localidad y de la colonia veraniega. El bello sexo iba en magníficas caballerías y en carruajes de lujo, propiedad de los Sres. Sainz Romillo, Creus y otros. La excursión resulto muy animada, pasando de cuarenta el número de turistas.
El cinematógrafo llegó a Pinto en las fiestas de 1908
En agosto de 1908 hubo grandes fiestas en honor de la Patrona de Pinto, la Virgen de la Asunción. Además de la habitual programación lúdica con verbenas, iluminaciones, dianas, bailes públicos, gigantes y cabezudos, carreras a pie, de burros y en bicicletas, cucañas, fuegos artificiales y las tradicionales funciones religiosas y taurinas, este año se añadió al programa el cinematógrafo, que por primera vez visitaba nuestra localidad. También la elevación de globos figuraba en el programa.