El 16 de julio de 1922 vio la luz el primer número de una curiosa e insólita publicación local: «Entre Pinto y Valdemoro», una revista decenal —o, como reza su cabecera, “que sale cuando puede”— nacida del ingenio de un grupo de veraneantes vinculados a la colonia veraniega de Pinto. El segundo número salió el 6 de agosto de 1922.

Con un formato desenfadado, una maquetación cuidada e ilustraciones propias, esta revista combinaba con humor costumbrista, noticias locales, sátira, anuncios de comercios y hasta poesía, convirtiéndose en una pequeña joya editorial que retrata con gracia la vida social de Pinto y Valdemoro en los veranos de principios del siglo XX.

Una revista para amenizar las siestas estivales

El editorial, titulado “Sombrero en mano…”, deja claro desde el inicio el espíritu de la publicación: no busca la trascendencia, ni el rigor informativo, sino el entretenimiento, la crónica social ligera y el compañerismo. Sus redactores se describen a sí mismos como “unos cuantos muchachos y ex muchachos que desean abreviar sus siestas estivales y amenizar las tuyas”.

No faltan las referencias humorísticas al lector (“oh, público proteico, sentimental…”) y una actitud autoconsciente que convierte al propio medio en parte de la broma: una revista que sale cuando puede, firmada por autores con seudónimos como Cholín, Max y Menox, El Doctor Bluffer o directamente Nosotros.

Portada del primer número de la revista «Entre Pinto y Valdemoro», propiedad de Miguel Ángel López

El escudo de Pinto: símbolo central

Uno de los aspectos más significativos del número inaugural es la inclusión en la cabecera del escudo oficial de Pinto, un globo terráqueo con un punto central, representando que la villa se sitúa en el centro geográfico de España, el centro del mundo en tiempos de los Austrias.

La sección “De Valdemoro” relata en clave humorística cómo los redactores se embarcan en una especie de expedición para obtener ese escudo, que finalmente les es entregado por el alcalde de Pinto, Manuel Mariño, tras algunas gestiones a través del “Círculo de la Amistad”. Este gesto institucional demuestra no solo la oficialidad del emblema local en 1922, sino también el orgullo de Pinto por su iconografía centralista y su disposición a colaborar en iniciativas culturales, incluso las más satíricas.

El pie de foto de la imagen de la «recién adoquinada en 1803» de la calle Nación Dominicana (entonces calle de la Silla) denota el carácter satírico de la revista

Un medio local con múltiples secciones

A pesar de declararse una revista sin pretensiones, Entre Pinto y Valdemoro ofrecía una estructura bien definida, que incluía:

  • 📰 Editorial y presentación (“Sombrero en mano…”), donde se manifiestan los objetivos del medio.
  • 🎭 Secciones culturales, como “Diversiones pinteñas”, con cartelera teatral y cinematográfica.
  • 📜 Poesía, con el soneto “Son tus ojos muy negros”, por José Enrique Gippini, que aparece caricaturizado por Hipólito.
  • 🐔 Vulgarización científica, con un hilarante artículo sobre incubación artificial de pollos poniendo en evidencia el calor que se pasa en el ferrocarril de Aranjuez en el verano.
  • 💰 Crónica financiera satírica, protagonizada por personajes internacionales ficticios como Mr. Chaplin, Mr. Fox, Herr Hartmann o el ruso Kokopetko.
  • Notas deportivas, que incluyen una carrera ciclista entre Pinto y Valdemoro con unos premios surrealistas y la mención destacada del jinete Ramón Morales Troyano, “sportman ilustrado” y objeto de una broma gráfica: en la foto del salto de obstáculos se ha sustituido la barrera por una cafetera, en un evidente gesto de humor visual.
  • 📞 “Información telefónica”, en forma de sketch cómico basado en errores de comunicación.
  • 💌 Correo interior, espacio reservado para colaboraciones de lectores, que incluso pueden publicarse bajo “un impenetrable incógnito”.

Pinto como eje de identidad y humor

Aunque el título de la revista incluya a Valdemoro, es evidente que Pinto ocupa el centro simbólico y físico del medio: desde la redacción (ubicada en la calle Princesa de Éboli, número 3), hasta la mayoría de los nombres, sucesos y comercios mencionados.

También la revista revaloriza la figura de la mujer culta y profesional, como se aprecia en la portada, donde aparece María Bardán, joven pinteña que acababa de terminar con brillantez la carrera de Medicina.

Así, esta revista de tono aparentemente frívolo se convierte, en el fondo, en un documento cultural valioso, que da testimonio de la vida veraniega, el humor de época, la autoimagen de los pinteños y el uso temprano del escudo del globo como símbolo de identidad municipal.

Una joya de la memoria local

Publicada por la imprenta Mateu Artes Gráficas, propiedad del litógrafo y miembro de la colonia veraniega José María Mateu Rincón, Entre Pinto y Valdemoro fue más que un pasatiempo estival: fue una ventana a la sociedad de los años 20 en Pinto, entre el modernismo castizo, la ironía burguesa y la vocación de narrar la vida cotidiana desde una perspectiva local.

Conservada hoy como una rareza hemerográfica, este primer número de la revista representa una de las primeras formas de prensa local satírica en nuestra villa. Y aunque ellos mismos decían que “esto no es ni serio ni cómico, sino un poco de todo”, lo cierto es que consiguieron algo difícil: reflejar el espíritu de una comunidad con gracia, con cariño, y con mucha personalidad.

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