Después del grave incendio de la cúpula de la torre del 12 de septiembre de 1897, provocado por la caída del rayo sobre el chapitel de la torre de la iglesia en un fuerte temporal, se debió decidir bajar del campanario las enormes campanas, las dos mayores pesaban más de una tonelada cada una. A excepción de dos de ellas, el resto fueron guardadas en el interior de la iglesia, a la derecha de la puerta principal, en el espacio que hoy ocupa la pila bautismal. Desgraciadamente, estas campanas se perdieron para siempre. Quizá durante la Guerra Civil fueron fundidas para fabricar munición. Aunque otras versiones afirman que las campanas estuvieron hasta 1953 en el interior de la iglesia, y que en este momento, al comenzar las obras de la actual torre, fueron llevadas para ser refundidas y volver a ser colocadas en la nueva torre. Lo cierto es que las campanas nunca regresaron.

Pinto sin torre campanario. Las campanas de tierra

Tan solo dos de las campanas originales sobrevivieron. Fueron colocadas en la explanada derecha de la iglesia, donde se tocaban a mano. Inicialmente estuvieron montadas bajo un tenderete de vigas de madera, que posteriormente fue quemado, sin conocerse la autoría de tal fechoría.

Posteriormente, «las campanas de tierra» se montaron sobre tres muros de cemento cruzados por un raíl de ferrocarril. El juego de estas dos campanas se oían a varias leguas.

Aquella explanada, donde hoy existe un jardín y una fuente que recuerda al pozo cubierto con capuchón que existió junto a las pequeñas y desparecidas escaleras que daban a la calle Emilio Zubiría. Allí los monaguillos tocaban las campanas en los días ordinarios y en la festividad de Todos los Santos, los hombres, bien alimentados con dulces puches que preparaban allí mismo e hidratados con aguardiente de Cazalla, tocaban las campanas durante las 24 horas del día.

A principios de los años 20 la iglesia sufriría otra gran pérdida. Como se aprecia en la fotografía, la zona de las campanas de tierra está llena de escombros, con piedras y partes de las columnas del desaparecido pórtico, producto de la ruina anunciada en la que se encontraba la iglesia de Pinto. Pero esto será objeto de un próximo artículo.

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